lunes, 29 de septiembre de 2008
Sacrificio consumado
Y Abraham oyó en sueños la Voz y despertó alarmado y la Voz le dijo: toma a tu hijo Isaac y ofrécemelo en sacrificio, parte rápidamente a la meseta que se yergue sobre el poblado, reúne sarmiento, levanta una pira y prende en ella el cuerpo de tu hijo, sé que él es tu heredero, aquél a quien más quieres porque con su existencia se garantiza la continuidad de tu casta, pero debes demostrarme que me amas todavía más a mi, no debes afligirte por ello, puesto que con ese sacrificio pones a prueba la fidelidad que siempre me has mostrado, y eso te permitirá ennoblecerte aún más ante mis ojos, y yo te resarciré como no imaginas, sé que la prueba es dura, pero no lo es tanto porque sea tu hijo, puesto que tienes otros, tanto legítimos como ilegítimos, sino porque es el primogénito y sin él sabes que queda cuestionada tu herencia, quiebra la seguridad de tu patrimonio y se disuelve la línea de descendencia que tus mayores tardaron tanto tiempo en consolidar, pero Abraham dudaba y se resistía ante la solicitud despiadada y dijo: Voz, siempre me he manifestado entregado y firme a tus preceptos, siempre he hecho valer ante otras tribus tu soberanía, siempre he mantenido la tradición de los ritos y he ordenado cumplir las leyes morales que hacen posible el equilibrio de nuestra estirpe, y a todo esto le hemos llamado siempre Amor a ti, ¿por qué me exiges ahora este ejercicio descomunal de ferocidad con mi propio hijo?, ¿quién es el ambicioso?, ¿quién está poniendo en riesgo a sus propios fieles con semejante requerimiento?, ¿por qué pretendes destruir lo que hemos construido bajo tu protección?, pero la Voz no se perturbó, ni rebajó su tono, ni mostró compasión alguna, por el contrario volvió a hablar con carácter enérgico: Abraham, no dudes ni cuestiones, no estás aquí para poner en entredicho mis designios, no te ha sido dado el poder por tu propia capacidad, ni tus riquezas han llegado a tus manos por habilidad de los tuyos, sin mi jamás serías el patriarca de las tribus que he elegido para su salvación, ni siquiera tu vida está asegurada si yo no lo deseo, y entonces Abraham se estremeció, sintió un miedo axial, temió por todas las pérdidas que el desaire manifestado a la Voz podría acarrearle más que por la muerte de su propio hijo, y sollozó amargamente, y depositó a Isaac sobre el montón de piedras, y luego prendió el sarmiento y se echó hacia atrás, y en vano esperó Abraham el gesto de indulto de la Voz, y en vano esperó la palabra que detuviera la atrocidad, y la columna de humo se extendió en espiral hacia la ciudad y la Voz no volvió a hablar.
(Fotografía de Misha Gordin)
Eres una máquina de crear belleza, hermano.
ResponderEliminarabrazos
Querido Stalker, cuidado que eres un exagerado. Además, ¿no sabes que la belleza ni se crea ni se destruye, sino que sólo se trata de rescatarla de la naturaleza misma? A veces ni de rescatarla, salvo que el rescate signifique respeto por parte humana y observación, mucha observación, y amplio dejarnos influir por ella: contemple el fondo de una cueva, los tajos que horadan el paisaje de muchos de nuestros ríos, los acantilados vírgenes, por poner unos ejemplos. Contemple la explosión de especies que pueblan el planeta. Contemple el enigmático mundo sideral que nos recibe a distancia cada noche. ¿La belleza del caos? Puede, aunque algunos hablen de la armonía y el orden, que no son tales probablemente, sino acaso sólo hechizos. Los humanos somos como mucho mensajeros de los elementos naturales. La civilización, con cinco mil años de antigüedad a nuestras espaldas, es una elaboración refleja de la peculiar y compleja naturaleza humana. Pero, los mitos que han alimentado los sueños de los humanos ¿por qué no deconstruirlos o modificarlos con otras lecturas? He ahí mi modesto y juguetón afán en dar otra versión posible pero improbable del sacrificio de Isaac. Si ese Corpus de la mitología judaico cristiana llamado Biblia ofrece un sistema -no siempre cerrado- pero sí bastante contundente para uso y modos de vivir de las culturas en los que cundió, ¿por qué no replantearlo de otra manera? Sólo fue una exploración por ver las cosas de manera diferente, porque la palabra divina siempre ha sido tan humana, ¿verdad? Gracias por seguir ahí.
ResponderEliminarRectifico: eres una eficacísima máquina de traducir belleza, hermano.
ResponderEliminarHeme de nuevo, F. Asombrosa deconstrucción del mito. Invita a muchas cpnsideraciones, entre ellas al tipo de Dios único que no es nunca tal, sino al menos ambivalente cuando no poliédrico. Si no, ¿cómo aceptar su Bondad si no aceptas a la vez su contrapartida? Inhibirse es un modo de acción -por omisión- que en la mitología judía y posteriormene cristiana no gusta reconocerse.
ResponderEliminar