domingo, 21 de septiembre de 2008

Equinocial


La miraste entre perplejo
y lánguido.
Desplegada a tus pies
apenas respiraba.
Suspiraste.
Hondura.


(Fotografía de Talbot)

6 comentarios:

  1. Querido Fackel:

    se me ha ocurrido la idea, quizá peregrina, de armar un post con comentarios de lectores de chantal maillard (una de mis sanas obsesiones, como bien sabes). Si quieres participar con un parrafito, una línea, una palabra, será para mí un gran honor.

    Abrazos

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  2. Tus ideas, además de testarudas, siempre son fascinantes. No voy a oponerme a tu ejercicio de devoción permanente acerca de Maillard, en absoluto. Pero no sé, si se me ocurre algo ya te lo pasaré. Tampoco conozco tanto, y de Maillard escasamente. Bueno, si me sale, bien; porque para lo forzado, claro, soy un resistente nato. Pero lo consideraré.

    Pues adelante con tu(s) proyecto(s)

    Salud siempre.

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  3. Un poema muy sugerente. En pocas palabras dices mucho.

    Un placer recorrer tus versos

    Un abrazo

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  4. Vuelvo a este poema bello, diferente, profundo.

    Un beso

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    Respuestas
    1. Difícil definir a qué se refiere. Pero la poesía es así. No siempre tiene que racionalizarse. ¿O más bien nunca deberíamos hacerlo? Los significados de la vida pueden expresarse, pero no necesariamente hay que ir más allá, como en este caso.

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