domingo, 18 de mayo de 2008

Un poema, el azar

A veces, a uno le llegan sorpresas. ¿Qué es, si no, el hecho de vivir? Llamo sorpresa no necesariamente a lo inesperado -este concepto es pura y efímera derivación- sino a aquello que produce destello dentro de uno. Es decir, cuántas veces un texto o la opinión oral de otro con el que te encuentras por la calle, se afirma dentro de ti. Es como si interpretase por casualidad, por coincidencia sumergida, aquello que tú pruebas y compruebas pero no has traducido aún en argumento. Verdaderamente, el tema es particular. Esas palabras, sean cuales sean su forma, sólo llegan a ti, sólo tú te das por enterado, sólo a ti te interpretan a través de un cruce de vidas ocultas y desconocidas, que seguirán su curso y se perderán tal vez, pero te harán sentir menos solitario. Una película, una parrafada de una novela, una escena de película, una respuesta de entrevista periodística, la frase fugaz de un conocido...Cuántas expresiones caídas como un rayo sobre nuestra testuz nos iluminan, si no nos queman...De pronto uno halla un poema de José Mateos (una Palabra llegada también a la vida de uno por azar, con un rictus de ternura), y como en un espejo, la descripción es su carne, su llanto, su piel, su origen, su desafío y su arquitectura básica, esa dovela magnífica que sujeta las demás dovelas del arco de su vida...


Todo te aislaba, todo te oprimía.
Nada te parecía limpio y digno
de ese gran sueño de cambiar el mundo,
de ese eterno ideal de vivir libres
y llegar todos juntos a esa isla
que no existe descrita en ningún mapa,
entrevista de pronto en un relámpago.

Disgusto de tus padres, en el mismo
cuarto de tu niñez, junto a la lámpara,
te pasabas las noches siempre solo,
atesorando dudas y escribiendo
este poco aire que te expresa.
con palabras oscuras de tan claras
te asombró una verdad por ti extraída
de no sabes qué intacto fondo ambiguo,
y desde entonces, todo son palabras:

Palabra viva un cuerpo, un rito, un acto;
palabra oculta un nido entre la hiedra;
palabra delicada el mar, la tarde
y ese avión entre médanos de nubes;
palabra triste el rostro sonriente
que guarda en su interior la calavera;
palabra sabia y submarina el sueño
(para poder vivir sano y en calma
te tienes que borrar todas las noches)

La palabra que exilia y la que hospeda,
la que celebra y la que escupe sangre,
la palabra creadora del silencio,
la primordial, la ausente, la extinguida,
la palabra-promesa, la palabra
que esperas quieto hasta que allá, en lo alto,
adquiere en la veleta nombre el viento.



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