jueves, 1 de mayo de 2008
Nuevas (viejas) preguntas
¿Hacia dónde vuelan las palabras? ¿Hasta dónde descienden? ¿Por dónde se expanden? ¿Qué recorridos transitan? ¿Qué silencios perturban? ¿Qué necedades enmudecen? ¿A través de qué esporas se difunden? ¿Por qué ventanas penetran en los domicilios de la conciencia? ¿Tienen oxígeno las palabras? ¿Tienen naturaleza las palabras? ¿Son sólo disfraces? ¿O simplemente se justifican como representación? ¿Son bumerán que dan en la pieza? ¿O retornan sin caza? ¿Se pierden las palabras desde el momento en que arrancan? ¿O se extravían por la excursión intrincada de los días? ¿Avanzan presuntamente rectilíneas? ¿O caminan sinuosas, laterales, torticeras? ¿Se agotan o se renuevan? ¿Se inventan o se repiten? ¿Son las mismas tras el viaje? ¿Qué descubren las palabras? ¿Qué rasgan? ¿Qué atraen? ¿Qué repulsan? ¿Qué adoran? ¿Qué desprecian? ¿Alimentan las palabras o purgan? ¿Qué arquitecturas erigen las palabras? ¿Poblados de adobe, cardos y decumanos, aglomeraciones de cemento, filigranas de ladrillo, palacios de cristal y titanio? ¿O importa tan sólo cómo se habitan las palabras? ¿Proporcionan calor, intimidad, respaldo? ¿O expulsan? ¿Distancian o aproximan? ¿Zanjan el intento de acercamiento o vinculan lo alejado? ¿Desmerecen las bocas que las emiten, las teclas que las pulsan, las miradas que las diseñan, las intenciones que las fraguan? ¿Llegan a ser alguna vez algo las palabras? ¿Dan vida o la quitan? ¿Elevan o sepultan? ¿Condenan o salvan? ¿De qué color es la llama de las palabras? ¿Nos prende la llama doble de las palabras? ¿Nos dan de beber? ¿Qué manos nos ofrecen beber de las palabras? ¿Están hechas de metal o de polvo? ¿Vale más una palabra como escudo o pueden más las palabras como partículas? ¿Sangran las palabras? ¿Fecundan o se derraman? ¿Paren cuerpos o sólo voluntades? ¿Tienen larga mano las palabras? ¿Se proyectan más allá de memoria o son otras las que la recuperan? ¿Transgreden o se muestran acólitas? ¿Revuelven, incentivan, rajan? ¿Se manifiestan purulentas, febriles, catárticas? ¿Somos dueños de las palabras? ¿Nos poseen, nos retoman, nos erigen, nos esclavizan? ¿Son las venas de la necesidad?
Preguntas de un maniático ante el acecho de las palabras.
"Toda palabra está de más cuando existe el deseo, además hablar lo anula: no hay palabras para expresar el deseo.Palabras corrientes que sirven para falsearlo, enmascararlo, mitigarlo o destruirlo. El lenguaje articulado no es materia que se avenga con el deseo - me refiero a la lengua oral, las palabras volátiles - el poema, por el contrario se amolda al cuerpo, el poema es afín a la voz, a la piel,,,"
ResponderEliminarCamille Laurens, "En esos brazos"
las palabras parecen gusanitos que se emboscan, acechan, nos traicionan, os ofrecen simulacros, nos acompañan a la hora del te y, por último y quizá lo más extraño, nos piensan...
ResponderEliminar¿La palabra se gasta? ¿se erosiona de tanto usarla?¿ pierde valor, se agota su contenido más de cien veces dicho? ¿ Se olvida quizá, de no decirla y no sólo la palabra en sí, sino el concepto o su significado?
ResponderEliminarA su uso comedido, reconozco, le tengo un gran respeto.
Es curioso, pero cuando de repente un día te callas, cuesta mucho volver a hablar.
ResponderEliminarV, creo que si gastan su significado de usarlas o mal usarlas, se agota su contenido. Pero me asusta tanto no volver a usarlas.
Quizá deberíamos ser más comedidos con ellas por fuera.
Lo que no entiendo, es como dicen que las palabras se las lleva el viento, yo creo que no siempre es así, ni que todo , tiene un porqué.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Lagave, por la cita. No conocía ni la autora ni el libro. Resulta curioso eso de que el poema se amolda al cuerpo, aunque yo creo más bien que es el cuerpo -sus vivencias, sus receptividades, sus emisiones- el que genera el poema. Pero ya se sabe que la literatura -las palabras- es un viaje de ida y vuelta con cada uno de nosotros.
ResponderEliminarPues sí, Hacker, todo eso y más. Las palabras nos piensan...¿por qué no? A veces me parece que tienen entidad propia, alojadas en su mundo nos reclaman...¿o son el eco de nuestras insfuciciencias y nuestros disparates?
También creo que la palabra se erosiona, v. ¿Qué no se erosiona en esta vida? Son los conceptos y los significados los que se devalúan, y entonces las palabras pierden su identidad. Yo también valoro cada vez más ese uso comedido de ls palabras que tú dices...pero deben permanecer con vitalidad los significados, claro.
Bueno, hay silencios definitivos y pausas, Olvido. ¿Cuesta arrancar tras cualquiera de ambos? Puede. Pero, ¿por los silencios, o porque ya no se sabe qué decir?
Tormenta: en todo caso, las palabras se las lleva y se las trae el viento de cada uno de nosotros...No te fíes de los tópicos. Y claro que todo tiene un por qué...y también un enigma y también un misterio y también un silencio...
Gracias por este interés sobre las palabras. Vitalizadlas y recreadlas, compañeros.