sábado, 22 de marzo de 2008

La salvación


La caída del tiempo. ¿Qué imagen se desdobla dentro de ti y trata de salvarte de perecer? ¿Qué alocada carrera te lleva al punto de terminar desfallecido? ¿Quién surge desde las sombras y te sujeta? ¿Qué ente aparta la bruma e intenta insuflarte otro ser, otro paisaje encarnado? ¿Qué espectro paralelo nace de tus costillas, desde tu cabello a tus pies? Dices que no quieres desproveerte de tu bagaje, ni dejar de ser el que conoces. Entonces, ¿qué te impide parar, tomar aliento, mirar la primavera con ojos claros? También los corredores de fondo extravían su carrera, también abandonan, también se retrasan y permiten ser superados por los competidores. Es la soledad de sus sueños las que les precipitan en el desbocamiento. Pero la conciencia de los límites desgarra al hombre y le vence. No le mata. Le hace consistente. El final nunca es definitivo, si te ves tomando el relevo de ti mismo. Plantando cara a las antiguas exigencias que aún se remueven en tus entrañas. ¿Qué vida desalojas y cuál haces germinar entre figuras indefinidas? ¿Temes fracasar ante una nueva carrera? ¿Y quién te dice que debes salir a pista? Siempre has odiado las competencias, las demostraciones, los pulsos que no llevan a parte alguna. Acúnate, déjate tomar por ti mismo, enderézate mirándote a los ojos. Busca la salvación en el sosiego.


(Connie Imboden compone la imagen)

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