martes, 25 de marzo de 2008

La España negra de Azcona



Cronista de la España negra, vía guiones de cine español. No es que pintara las cosas de negro -había dicho- es que la vida es negra y hay que reflejarla tal cual es. En la mejor tradición de un Gutiérrez Solana -que paradójicamente recreaba por partida doble texto e imagen pictórica- Rafael Azcona se sumerge en el surrealismo sin fin. Se ha muerto y ha conseguido que no nos enteráramos. Su creación está entre lo mejor de la filmografía española de la segunda mitad del siglo veinte, y yo se lo agradezco. ¿Ustedes no? Pues si han perdido la memoria recuperen y revean Plácido, El verdugo, Ay, Carmela o La lengua de las mariposas. Esa España negra de Solana es llevada a la pantalla. Y luego comparen, a ver hasta qué punto las cosas han cambiado.

Como homenaje a Azcona, rescato unos párrafos del prólogo que José Gutiérrez Solana escribiera para su libro La España Negra, editado en 1920 por primera vez. Seguro que Rafael Azcona disfrutaría sana y enormemente con el texto. No tiene pérdida y sugiero acceder a él.

“Yo me he muerto, lector, creo que me he muerto; este libro quedará sin prólogo. Aquel maldito dolor de cabeza, aquel resonar de huesos, aquella distensión de los tendones que parecía arrancar la carne, tenía que terminar en ragedia, y así ha sucedido.

¿Era yo el que estaba metido en el ataúd muy estrecho, con unos galones amarillos y unas asas y cerraduras que tenían puestas las llaves pintadas de negro como los baúles del Rastro, y la tapa que iba a encerrarme para siempre, arrimada a la pared, con una larga cruz amarilla y con mis iniciales J.G.S. en tachuelas tiradas a cordel, y una ventana encima de estas letras con un cristal?


Así ha sucedido; soy yo el que me veo entre cuatro velas, que proyectan fantásticas sombras en la habitación y que es lo único que me distrae en esta soledad; tengo los brazos rígidos a lo largo del cuerpo; en las mangas se me han hecho algunas cortaduras, lo mismo que en el pantalón, por las que asoma el blanco de la camisa y el calzoncillo. Un pañuelo negro, que seguramente subió la portera, oprime fuertemente mi mandíbula y deja marcada una raya en el pelo, que tengo al crecido, seguramente lo puso para que no desarticulara mi mandíbula y no me desfigurara.”

4 comentarios:

  1. ¿Será que se nos está marchando lo mejor del país? ¿O habrá nuevas posibilidades de generar anticuerpos contra la mediocre cultura mediática d enuestros días?
    Con Azcona se va también una parte de la historia. ¿O no? Saludos.

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  2. Descanse en paz, Azcona.

    Ya vendrán tiempos mejores.

    Fackel, conocida tu afición a la poesía, pásate un momentito por esta página, donde se han votado los mejores libros de 2007 (votaciones del público por un lado, y del colectivo del blog por otro). Creo que te llevarás una grata sorpresa, yo me la he llevado: me refiero a "Hilos", cómo no...

    http://criticadepoesia.blogspot.com/2008/03/premios-ausis-march-los-mejores.html

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  3. PS: Me gusta tu lema "La mitad del tiempo se la pasa resistiendo, la otra mitad indignándose".

    ¿Es tal vez algún verso?

    Saludos

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  4. Juanjo. ¿Todo pasa y nada queda? En absoluto. Nada pasa y todo queda más bien. Si uno -una sociedad, un estamento, un grupo, un individuo- quieren que quede, ¿no te parece?

    Hacker, me pasaré, no lo dudes. El lema no es mío, yo me lo apropié. Es un aforismo de Karl Kraus.

    Un abrazo a ambos.

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