domingo, 29 de abril de 2007

Una película de la vida


EL ARTÍCULO DE JULIO LLAMAZARES


No tiene pérdida el artículo de Julio Llamazares en El País de hoy. Hablar de la película La vida de los otros para traer a colación la desmemoria y el olvido inmediato de los españoles, así como la manera de pensar simplona que domina en ciertos ambientes hoy día me parece acertado. Desde luego que las preguntas que se hace el escritor sobre las dificultades que tenemos en España para enfrentarnos al pasado próximo (nuestra guerra civil, la dictadura y la falta de rendición de cuentas de ésta) no son fáciles de responder. Aunque desde mi punto de vista siempre nos lleva a ese peculiar proceso de transición pactada que nos hizo acceder a la Democracia, donde nadie se planteó pedir responsabilidades. Todos miramos para otro lado para poder seguir adelante, se podría concluir.


Y esto en un país sin apenas trayectoria democrática, sometida a siglos de monarquías y de poderes fácticos ejecutores que se repartieron el país (recordando: Iglesia, terratenientes, militares, empresarios industriales) Llegado a este punto, no se sabe muy bien si lo que acontece en España, en lo que a mentalidad de masa se refiere, es debido a que la carencia de educación y debate democráticos está influyendo todavía o si la escalada de nuevos y relativos ricos que nos creemos los españoles nos lleva a vivir primaria e ideológicamente en lo inmediato, lo cotidiano y lo superficial, por aquello de si se acaba el mundo. Si esto fuera así, espanta. En las sociedades donde no prima ni el pensamiento constructivo, ni el diálogo amplio, ni el fortalecimiento cultural ni político puede pasar de todo. De ordinario, vemos a muchos conciudadanos manifestándose más por su inseguridad y miedos personales que por razones de solidaridad colectiva, de edificación política o de entrañamiento moral. Explicaría también el enfoque demagógico y destructivo que la derecha tradicional, no sólo la de los partidos y la prensa, sino también la perversidad de la religiosa, hacen sobre las cuestiones públicas de los españoles. Así que, avisando: de cualquier nuevo triunfo de la derecha, con sus secuelas imprevisibles ¿o previsibles?, me parece que habría que ir haciendo responsables a los votantes que les aúpen. En estos tiempos de anticipación a los hechos y de política de prevenciones, que a algunos tanto nos disgustan y nos parecen aberrantes, no desencajaríamos.



LA PELÍCULA ALEMANA

Pero La vida de los otros no es una mera película política, o sobre la situación política en la extinta República Democrática Alemana. El telón de fondo no es todo el escenario, a pesar de la estética gris del régimen y del control social que está presente en todo el film. Y precisamente porque es otra cosa la película, resulta que es también la vida de otros y de unos, y también una película sobre las posibilidades de salvación moral de uno mismo. El final, terrible y extremadamente realista a mi modo de ver, plantea cómo precisamente muchos de los que fueron altos ejecutores del antiguo régimen pasaron a seguir teniendo poder y mandato (encubierto o no) en la Alemania unificada. Y sin embargo, cómo los mamporreros de turno, los que actuaban por fidelidad y celo profesional (repugnante y cruel, por otra parte) resultaron los perdedores. (Se da por descontado los miles de disidentes perdedores antes) Y así puede decirse que la película es también la historia de un perdedor al que el ángel de las escuchas le toca el alma. ¿Cómo? A través del arte y sobre todo de la literatura. A través de la mística de los escritores disidentes que le van calando. Hay un reencuentro ético consigo mismo y con la sociedad en el duro y policial hombre solitario, donde un punto de contrición puede dar al espíritu la salvación, que se dice en el Tenorio. Aunque a veces no sirva para más. La historia se refuerza por la potencia del guión, por el nivel interpretativo de los actores y por una dirección medida de Florian Henckel-Donnersmarck que, a mi modo de ver, ha puesto su propio pabellón muy alto. No es una película de trampa, ni de dobles lenguajes, ni de apariencias, ni de querer y no poder y menos decir. Luego, el espectador tiene que poner su mundo interior (ya no digo sólo su racionalidad) para dejarse atrapar por ella. ¿Algo más se puede pedir a una película para que enarbole la bandera de buen cine?


8 comentarios:

  1. La película me parece embriagadora, coincido contigo en que es más que una película con fondo polìtico,y si la sorpresa es la salvación, la pregunta enigmática es ¿por qué los hombres se convierten en lobos para hombres? Saludos.

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  2. Para mi la clave de la película es que ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos. Eso es lo que la hace desde mi punto de vista tan humana.

    A mí esos actores me son muy familiares, pues hacen mil y tantos telefilmes malísimos, pero a su vez entretenidos.

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  3. Bueno, no sé si los buenos son realmente buenos (¿los hay acaso?)pero los malos (prefiero llamarles malvados) lo son sin remisión, al menos mientras cometen sus fechorías. A mi lo que me interesó especialmente de esta película es esa especie de salvación interior del hombre-escucha al penetrar enla literatura o la literatura en él. Probablemente descubre un sólo placer de manera emocionante y auténtica: cuando oye a los intelectuales y lee de lo que oye. (Su placer sexual ya se ve lo desprovisto que está de emoción compartida) Que lo peliculero (o no) sea que esa salvación interior le lleve a tener un gesto con el enemigo,a costa de una traición manifiesta a su sistema, tiene su preciosismo.

    De los actores, ni idea (ya sabes que se murió este año el protagonista, ¿no?)

    (N.B. A mi el que me gusta mucho es Bruno Ganz. Pero esto ya es harina de otro costal, hermana)

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  4. A mí la película El bunker me aburrió soberanamente.

    Es curiosa la perspectiva alemana de lo del muro. Yo tenía un profesor de alemán Peter, tendría 40 y tantos. El decia que todo lo del muro era mentira que se dejaran de historia, que los que estaban al otro lado vivian de vicio. Tenían chalets etc...

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  5. Los malvados también tienen su parte humana, sólo hace falta sacarla a la luz y mi interpretación sería que deja de haber enemigo que se da cuenta de lo erroneo de su sistema.

    Sí supe que murió. Ambos tiene muchas pelis Crimi-series, románticas.

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  6. LO que me llama la atención siempre es que utilizamos el término "humano" otorgándole un sentido positivo y por lo tanto establecemos y equiparamos el concepto "humano" como portador de valores, bondades,progreso, generosidad, construcción, etc. Es decir, todo lo positivo. Pero positivo y negativo son complementarios, opuestos, y son dos caras humanas...Tan humano es ser "malo" como ser "bueno", y lo pongo entre comillas porque si no suena demasiado simplón. Los seres humanos concentran en sí mismos todas las propiedades más antropocéntricas que cabe imaginarse y, por lo tanto, somos enormemente válidos para todo. Lo que nos cuesta admitir es que no hay obra positiva que concentre en sí algo negativo (o viceversa) Reflexiona sobre ello (y luego dime)

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  7. Sí, es verdad. Tienes razón.

    He de pensarme más lo que digo.

    Gute Nacht.

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  8. Ah, no, no te preocupes, es algo muy extendido entre todos, a mi sucede con frecuencia. Pero luego corrijo: me parece que incurrimos en demasiado orgullo los humanos...¿por qué nos creemos en el camino del Bien si luego a la primera de cambio nos manifestamos y optamos por el Mal? (Te advierto que hablar así no me gusta mucho, es como reducir las cosas...Eterna lucha. No lo vamos a solucionar ahora mismo, Par49. Auf...todo eso, jaj.

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