domingo, 8 de abril de 2007

Los viejos, un viejo



















Canta Octavio Paz en su poema Los viejos...


Los hombres son la espuma de la tierra,
la flor del llanto, el fruto de la sangre,
el pan de la palabra, el vino de los cantos,
la sal de la alegría, la almendra del silencio.
Estos viejos
son un ramo de soles apagados.


Bebe del agua de la muerte,
bebe del agua sin memoria, deja tu nombre,
olvídate de ti, bebe del agua,
el agua de los muertos ya sin nombre,
el agua de los pobres.
En esas aguas sin facciones
también está tu rostro.
Allí te reconoces y recobras,
allí pierdes tu nombre,
allí ganas tu nombre
y el poder de nombrarlos con su nombre más cierto.


2 comentarios:

  1. Preciosísima poesía de Paz, es uno de los grandes. Te hace sentir como nadie. Aunque tiene tanto espíritu nerudiano...O precisamente por eso. Pero me resulta menos retórico, y con una fuerza menos desbocada, o desbocada, canalizada acaso, de otra manera. Gracias por ponerla, por cierto las medias caras de ese anciano, ¿de dónde salen?

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  2. Hola, Alex. Las caras de ese viejo llegan desde el tiempo perdido y la memoria redivida. Nostalgias y quereres de infancia, ¿sabes? Y coincido contigo en la acalidad y calidez de Octavio Paz, tengo alguno de sus libos en mi mesilla nocturna. Viene bien, un vaso de agua fresquita para saciar sedes del alma (jo, cómo me he puesto) Un abrazo.

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