domingo, 12 de noviembre de 2006
Minotauro en azul
Minotauro yace herido de muerte, como antes yaciera y muriera de amor. No tenía escape. Vivir en el laberinto sólo es llevadero si se espera ser redimido algún día. Ni seducir muchachos ni doncellas, ni derrotar a osados salvadores le liberaba. Ni siquiera el eco de su ferocidad impactando en los confines del reino de Minos. Era el precio de su supervivencia, su condición, su destino. No sabía ni podía hacer otra cosa, tal vez, condenado como estaba a la ocultación. Teseo redimió al minotauro, probablemente como un acontecimiento anunciado, infringiéndole la muerte. Y como cuenta Borges al final de su relato La casa de Asterion, según confía Teseo a Ariadna el minotauro apenas se defendió.
Si no fuera por Picasso, no resultaría tan atractivo el mito, ni tan simpática la figura del monstruo. Probablemente, ese tratamiento especialísimo fuera debido a que el pintor encontraba en mayor o menor medida su alterego en el personaje mítico. Su dedicación exhaustiva al tema sirvió para que conozcamos una buena colección de representaciones del minotauro, a cual más fascinantes.
Una biblioteca tiene también mucho de laberinto. Creo que cada vez es más el Laberinto. No sé si los libros, como las infinitas calles del laberinto, conducen a salida alguna o si sólo sirven para deambular por la vida y sortearla. Leer es hacerla guiños, echarla pulsos, conjurarla. En momentos en que el lector se apasiona, cuando uno sabe que descubre algo nuevo aunque el texto sea viejo, incluso aunque ya lo hubiera leído antes, cuando uno sabe que toca lo bueno y hasta lo asombroso, en instantes así el lector se siente el minotauro que ruge dentro del laberinto. No se sacia, y ansía que le vaya deslumbrando más sorpresa allá dentro.
Dicen que la lectura abre puertas, salidas. No estoy tan seguro: las puertas de la lectura conducen a nuevas habitaciones, y éstas a otras. Indefinidamente. Vivir entre lecturas ratifica el laberinto de la existencia. Puede que leer no salve, pero compensa con creces el extravío.
EL extravio es vivir.
ResponderEliminarBuenos días Fackel
El que no se aventura en el laberinto es que está muerto.
ResponderEliminarGran parte de los dibujos de Picasso sobre el Minotauro están en la colección llamada Suite Vollard. Se pueden ver en la sala del ICO en Madrid. Son cautivadores.
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