domingo, 24 de agosto de 2025

Evasiones





Lo más sorprendente y beneficioso del paraje no es la presencia (la floresta, su color, el agua, su rumor, la brisa, su caricia) Es la ausencia (de ruido, de polución, de individuos, de voces, de obligaciones, de compromisos) Vale no tanto por la contemplación como por la evocación. Miramos y nos empapamos de lo que está ante nuestros sentidos. Pero nos vienen a la mente viejas imágenes de un tiempo en que la presencia no sabía de ausencia. Hoy ya no sabemos claramente si la evocación es mero ejercicio de memoria (tememos su alteración) o imaginario (nos inquieta su adulteración) o incluso onírico (nos aterrorizamos ante nuestra mente incontrolada)

Seguimos mirando fijamente la fronda, escuchando el murmullo del agua, percibiendo la ligereza del aire. No sabemos si estamos o nos hemos ido. Me veo (he conseguido verme como si fuera la primera vez)  en aquellos lejanos conciertos de la arboleda, junto al arroyo de la niñez. 

Tal vez un día el final sea así.



31 comentarios:

  1. Y sin embargo, en la naturaleza hay un ruidoso silencio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre he distinguido entre ruidos de la naturaleza, por muy sobrecogedores y de volumen que sea, como los truenos, de los generados por la actividad del hombre. Estos, aun transmitiendo esa relativa seguridad de sentirnos acompañados, me resultan en algunos caso de difícil si no imposible soportabilidad.

      Eliminar
    2. Cuando pasaba las vacaciones en un edificio en primerísima línea de playa, las noches de oleaje ni me enteraba del "ruido", pero en cambio, me impedía dormir la conversación de dos personas en una terraza vecina.

      Eliminar
    3. Cierto, el oleaje nunca me quitó el sueño, al contrario me mecía o al menos me acompañaba con su misterioso runrún. Hace muuuuuuchos años me alivió su rumor cuando un cólico nefrítico extremo me hizo sufrir en Salobreña unos cuantos días.

      Eliminar
  2. Tal vez. Y si no, que sea como sea. Pero mientras, aquello de árbol, lo cambio por ruido y te digo: Que el ruido mental, no te impida gozar del sonido envolvente que en ocasiones podemos encontrar. Un placer descubrirte en tu espejo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El ruido mental que empezamos a percibir desde que nacemos y que con los años nos cuesta aceptar. No es fácil una reclusión interior. Así que no me extraña que para facilitar esa los eremitas de todas las culturas buscaran los lugares más apartado e incluso bajo tierra. Hay zonas de eremitas en España en que sus refugios están excavados en cuevas a su medida. Hoy el refugio más eficiente consiste en apartarse enseguida de lo ruidoso ideológicamente, de las pautas imbéciles que cunden alrededor (los machitos se han crecido en respuesta estúpida a la sensibilidad femenina) Aunque creo que la sensibilidad no tiene género.

      Eliminar
  3. Respuestas
    1. ¿Hasta qué punto no habremos sacrificado nuestra propia naturaleza entregados al belicismo del entorno?

      Eliminar
  4. Hasta el rumor del arroyo es estridente. Escúchalo sin audio ( pero también sin audio ambiente donde estés viendolo), cosa que será extraordinariamente difícil. Quizás en invierno si se hiela el río... en Valladolid aún hace frío en invierno, no?
    Abrazooo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En Valladolid aún hace frío en invierno, como en casi toda la meseta castellana. La estridencia del arroyo es la necesidad de establecer un diálogo con el que pasa o para a su orilla. NIngún problema. El problema de las estridencias son los decibelios de las motocicletas, por ejemplo, representativos en muchos casos de la deficiencia mental de algunos conductores.

      Eliminar
    2. El sonido del agua, que corre o cae, es música, no ruido.

      Eliminar
    3. Los términos de las lenguas humanas siempre son relativos. Para mí también es musical el agua. La conversación por la noche de unos vecinos es falta de educación.

      Eliminar
    4. No estoy de acuerdo con el ciudadano senior. Pido disculpas por expresarlo, pero es que me cansan las licencias que nos permitimos. No señor: música es lo que hacen los hombres y mujeres. Lo otro puede ser muy agradable, pero es ruido.

      Eliminar
    5. Por haber hay hasta música celestial, al menos era una expresión que usaban mucho los mayores cuando yo aún les escuchaba desde abajo.

      Eliminar
    6. Por supuesto, estás disculpado, Ricard, pero difiero de esa opinión, pues según la RAE, ruido es: Sonido inarticulado, por lo general desagradable. Además, hay composiciones musicales que imitan el sonido del agua o lo recuerdan intencionadamente. Albéniz y Falla sabían algo de eso...

      Eliminar
    7. ¡Ah! Y soy ciudadana, no ciudadano.

      Eliminar
    8. El que sí era ciudadano era Kane, jej.

      Eliminar
  5. Fáckel:
    pasear por un lugar donde no haya asfalto, ni casas ni gente ya es todo un lujo. Si hay árboles y agua, ni te digo. Y ese silencio de ruidos naturales.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero casi no existen esos espacios. Sí, los hay, pero mejor que nadie se entere. Los humanos somos invasores incluso o sobre todo de nosotros mismos.

      Eliminar
  6. Caminhar e sentir apenas os nossos passos, a nossa respiração... o riacho....um pássaro....
    É apenas sentir e nada mais...
    Beijos e abraços
    Marta

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desnudar nuestra mente, nuestra psiqué, siquiera por un rato, `para oxigenarnos.

      Eliminar
  7. Presencia y ausencia, qué dos extremos que pueden estar próximos.

    Ander

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, y tan próximos que se atraen y se repelen, según qué circunstancias.

      Eliminar
  8. Tal vez por la cotidiana presencia de esas cosas (cemento fresco, edificios, calendario de reuniones), que cuando vemos la "fronda" nos asombra por lo que no tiene y no tanto por lo valioso de su rol en nuestro mundo. Y nos asombra tanto que la estudiamos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El rol de la fronda es decisivo para nuestra supervivencia, y no parece que lo entendamos a tenor de cómo suele ser maltratada. Pienso en los incendios que asolan nuestro país estos días y en la deforestación amazónica. Lo pagaremos. Salud, Etienne.

      Eliminar
  9. Respuestas
    1. Si las imágenes y las palabras (las palabras son imágenes) no contuvieran algo evocador estaríamos apañados.

      Eliminar
  10. No sería la primera vez que los pensamientos negros invaden nuestro cerebro y no nos dejan disfrutar plenamente del paisaje que se ofrece a nuestros ojos o de la mejor compañía. Jugarretas de la mente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No solo diría eso, sino que cada vez son más frecuentes.

      Eliminar
  11. Recuerdo ir caminando plácidamente una tarde por las afueras de Soncillo, entregado al paisaje hasta que de pronto, del interior de una casa aislada, de un altavoz gigante salió vomitada música a un volumen estridente. Hube de coger un sendero paralelo y huir del ruido, de la casa.

    Y hablando del murmullo del agua, recomiendo la escucha de la canción El manantial, de Los Planetas, sobre una poema de Lorca. El título del disco ya es un aviso: Las canciones del agua.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me parece más grave la estridencia en un marco rural, al que concedemos un concepto más pastorial, digamos, más relajado y ausente del mundanal ruido que el de una urbe; y las ciudaddes ya están harto castigadas y parece que no hay ley alguna que ponga coto a las motos, las más ruidosas entre todos los vehículos, pues parte de sus ventas se deben a eso a que rujan, triste ¿no? Así que a huir cuando se puede, a apartarse o a concentrarse si nos dejan en mundos interiores que palíen la invasión de los desaprensivos.

      Veré de escuchar la canción que señalas, creo que por casa hay varios discos de los Planetas, aunque no son míos y no los controlo, no sé si será uno de hace tiempo o actual, pero buscaré.

      Por cierto Soncillo ¿no cae cerca de Ojo Guareña? ¡Qué gran complejo kárstico! ¡Qué buenos recuerdos de la inspección que hicimos hace décadas con espeleólogos de Burgos en un paseo interior de horas en que perdimos la noción del tiempo! Entonces no estaba abierta al turismo y otras invasiones.

      Eliminar