sábado, 26 de septiembre de 2015

Ritos de iniciación




Digamos que es una de esas imágenes que llegan todos los días a mi cerebro y que no supero. Si se tratase de un mero ritual, con su parafernalia y su espectáculo, pero solo eso, un ritual dramatizado, me quedaría al menos más tranquilo. Pero no es teatro como el que desarrollan otras tribus para los ritos de iniciación de sus adolescentes. En este caso es ritual con todas las consecuencias. No es representar haciendo como si te enfrentas al enemigo y lo abates, y por medio de ese ejercicio de ficción confirmar la entrada del adolescente en el mundo de los adultos. Es abatir al indefenso enemigo sin mérito y no sé dónde verán la hazaña los jovencitos héroes. Un héroe nunca atacaría a traición, jamás se aprovecharía de la cautividad del otro. Pero eso debe ocurrir en las historias míticas de otro tiempo. Mientras, parece que algunos hombres, surgidos de oscuras religiones, y guiados por más deleznables fines, han decidido reescribir un código de valores del héroe. Absolutamente impune, sin reglas de juego, donde solo la fuerza bruta vale porque se impone. En esta imagen que muestra un ritual de sangre que ha traspasado el límite ficción/ realidad veo la necedad humana llevada a su extremo más horrendo. A los críos se les da un arma, se les llama soldados de Alá y a enfrentarse con el enemigo. ¿Enfrentarse? Quise decir y a ejecutar como la voz del amo ordena. ¿Por qué algunos se empeñan en que la historia siga siendo violenta y bárbara?




8 comentarios:

  1. Hace años escribí algo sobre esta cuestión, donde me parecía encontrar cierta regla en las guerras, donde supuesto desarrollo corre parejo con un grave aumento de cobardía. Donde nuestro género nunca llega a alcanzar ese supuesto estatus de racionalidad. Racionalidad!?!?

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    1. Te advierto que las guerras quebraron sus reglas hace milenios, no como algunos piensan que es cosa reciente. Pedir racionalidad a las guerras sería pedir su inexistencia, algo no resuelto aún y que no se resolverá jamás, pues parte sustantiva del género humano.

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  2. Tampoco yo puedo superar esta situación.

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    1. Y solo es una punta del iceberg de barbaridades que cunden en el anonimato. Esta está realizada para su impacto mediático. Metemos miedo, quiere ser el mensaje.

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  3. Imagen nauseabunda que revela nuestra condición de especie en paro catatónico evolutivo.
    Hombre mata a hombre, la excusa siempre será una fe, cualquiera vale, con tal de manipular la mente de los desgraciados que confían en el crimen como recurso definitivo.

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    1. Lo curioso es que tanto víctimas como verdugos son seres de la guerra. Vamos, de hecho los asesinos del momento, que no son sino chavales manipulados, acaso tienen menos responsabilidad bélica que los humillados, que forman parte de un ejército profesional que ha activado acciones de sangre. Hay mucho de ajuste de cuentas en el tema.

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  4. Carezco de calificativos para tan abominable conducta. Siento una hiriente vergüenza de pertenecer a la misma especie que esos monstruos. ¡Qué espanto!

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    1. La mano que mece la cuna, Loam, no lo olvides. Se ve que muchos que permiten la mano no sienten el mismo espanto que nosotros.

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