"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





domingo, 20 de agosto de 2017

Qué fue de




¿Qué fue de aquel flequillo? Una pregunta que se multiplica. Por ejemplo. ¿Qué fue de aquella mirada pícara? ¿Qué fue del rubio tirando a castaño? ¿Qué fue del esbozo de sonrisa ingenuo? ¿Qué fue de sus despistes iniciáticos? ¿Qué fue del ejercicio de quietud aparente? ¿Que fue de su piel limpia y lisa? ¿Qué fue de aquellos labios que bebían de sí mismos? ¿Que fue de aquella capacidad de memoria cinematográfica? ¿Que fue de la tensión controlada, pero natural, con la que a veces se evadía? ¿Qué fue del niño aplicado y sumiso? ¿Y del travieso? ¿Qué fue de un carácter crédulo a más no poder? ¿Qué fue de sus fantasías siempre tan asequibles como en ocasiones sinuosas? ¿A dónde fue a parar su agilidad de saltimbanqui? ¿Cómo evolucionaron sus turbaciones? ¿Dónde quedó su pasión por los descubrimientos? ¿Y la rabia creadora? ¿En qué momento estallaron las preguntas? ¿Quién le impuso la señal de una risa abierta que ha ido mermando? ¿Qué pasó con su perplejidad latente? ¿Qué fue de su agitación continua? ¿Qué fue de su ternura innata? ¿Y de su ritmo ilimitado de juego? ¿Qué fue, en fin, de todo su cuerpecito? El que vino después y después de después es un espécimen de déspota nostálgico de aquella otra criatura al que le atrae pero le duele apostar por el recuerdo. ¿Puede encontrarse rastro del infante desaparecido tras su devenir presente, esto es, más allá de las arrugas, el cabello demediado, la barba cana, su mirada cansada, un aire desgarbado, las manchas nacientes cada día sobre la piel, cierta galbana creciente, un despiste elevado, un reconcentramiento excesivo, los rictus incrédulos, la teatralidad huidiza, su cuerpecito desmejorado?  

Son preguntas al vacío. Como mucho, ecos de preguntas sin consistencia. Pero él piensa: mientras me las pueda hacer...




14 comentarios:

  1. Creo que después de transitar una vida, el camino nos lleva de retorno a esos que fuimos en estado de inocencia. Hacia allí vamos. Un abrazo

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    1. ¿Será porque siempre hubo un cordón umbilical con la infancia, Neo? ¿Y que por eso no hemos perdido del todo ciertas referencias, ayudados por la memoria consciente y sobre todo la sumergida?

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  2. Migraron a la memoria. Una felicidad poder formularlas sin demasiado dolor y en relativa cohesión armónica.

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    1. Migraron pero sus huellas, más o menos perceptibles, quedan por alguna parte, sospecho.

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  3. Preguntas y más preguntas. Señal de que hemos llegado a una cierta sabiduría, no absoluta, que no existe.
    Un abrazo

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    1. O a un cierto estado de duda instalada que nos reconforta siquiera para no tropezar en exceso y para no sentir el latigazo de la insaciabilidad de la manera compulsiva que a veces hemos sentido. Gracias.

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  4. Son preguntas metafísicas, FACKEL.
    Preguntas sin respuesta, porque lo importante no es lo que fue, sino lo que ha llegado a ser. Créeme.
    El niño aquel ha ido cambiando, afortunadamente. Porque no nos vale que siempre se haya quedado igual, con la ingenuidad del que espera la madrugada del 6 de enero.
    Y ha cambiado los trazos de su firma. Si, y no poco. Ahora apenas se vislumbra su apellido cuando a los siete años lo único que importaba es que quedara claro el nombre.
    ¿Qué se ha hecho del niño aquel ? es la pregunta.
    Se ha hecho persona. Empático. Con capacidad de sufrimiento. Sabedor de que existe un dios del mal que lo llevamos intrínseco, secular y siempre debajo el sobaco, dispuesto a jodernos y sacar lo peor de todo lo que llevamos dentro, y a la vez, domador de ese dios.
    Hoy no deja de ser un niño, afortunadamente, pero con unos cuantos años más, también afortunadamente.
    ¿ Y porqué sigue siendo niño ?, sería la otra pregunta; porque no ha perdido la capacidad de sorpresa, que es lo básico para seguir pensando en lo de siempre : ¿de donde venimos?, ¿qué pintamos?, a donde vamos ?.
    Un abrazo al niño de ayer y otro al de hoy, especialmente al de hoy, día 20 que tantas connotaciones se que le traen a este niño actual.
    Un abrazo. Salut

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    1. Las preguntas puede que sean metafísica, pero la carne es materia. Casanova dixit aquello de: "Digna o indigna mi vida es mi materia, mi materia es mi vida". La vida individual es el desarrollo de una materialización a ninguna parte, pero que mientras se produce es el propio tesoro que hay que cuidar, nutrir y, en la medida de lo posible, reducir su deterioro y robo.

      Y no creas, pero el 6 de enero, trasuntado a fechas cualesquiera y a aspiraciones diferentes es una constante a lo largo de nuestros trayectos. Seguimos deseando que lleguen los Magos en forma de logros, placeres, conocimientos, bienestares, deseos, personas, situaciones...naturalmente, favorables, aunque tantas veces siga llegando carbón y a veces en formas muy duras.

      Me adhiero a tu visión y preguntas, aunque no sé responderlas, si bien el de dónde venimos y a dónde vamos hace mucho que no me inquieta. Me inquieta y significa sobre todo estar: cada día, en estado no empeorable, si es factible, con un grado de conciencia que distinga el bien del mal y huyendo del dolor y admitiendo aún ciertos márgenes de placer y disfrute.

      El niño de ayer y el de hoy se sienten complacidos por ese abrazo fraterno y también risueño y enérgico. Hay otros niños heterónimos mirando escépticos y envidiosos desde la puerta de sus blogs a ver si reciben algo, jaj.

      Que sigamos conversando. Converger en la palabra.

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  5. ya que está usted aquí, que sigue usted aquí, simplemente vengo a decirle Felicidades en su cumpleaños, a desearle un buen día, el mejor, a ser posible, con sus preguntas, estas y otras que se haga, tengan o no respuesta; qué mejor cosa que poder hacerse preguntas como sinónimo de estar vivo. usted fue y sigue siendo aquel niño, porque ¿si no es usted, dígame quién fue él, o quién es usted?
    un abrazo, Fackel, salud, saludos, un beso

    eme

    le dejo un regalo en música, por si le gusta, :)

    https://www.youtube.com/watch?v=sTyAYguqzb8


    (gracias siempre por sus interesantes textos, un placer)

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    1. Uno sigue porque la inercia de vivir, si no surge nada imprevisto, es pura ley material. Así que acepto sus buenos deseos, hacía mucho que no se le veía por este portal, y me alegro también de que siga a pie de vida. Por cierto esa pregunta que me hace me parece muy inquisitiva y perspicaz. En realidad la respuesta está implícita. El niño contempla desde la lejanía de lo dejado atrás al hombre de hoy que prefiere no saber del de mañana.Ambos se contemplan todos los días, cara a cara, y sin que se digan nada el uno al otro suelen estallar en un golpe de risa desmedido unas veces, mordaz otras. La respuesta muchas veces es la risa, sin duda.

      Gracias por la música, la escucharé.

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  6. Me gusta el final de estas reflexiones, nunca vacías, "mientras me las pueda hacer", suena a un pulso con la sombra, ese lado de nuestro inconsciente que exploró Carl Jung con tanta lucidez y brillantez. La sombra con su lado negativo debilita al individuo, lo arrincona en ese desasosiego que conocemos los humanos desde nuestros orígenes. Fortalecer al niño creativo, que se abre ilusionado frente a la vida es ganarle el pulso a la sombra, también aceptar con dignidad el paso del tiempo, porque como bien decían los taraumaras "el cuerpo está destinado a disgregarse", cuidemos el espíritu, que este jamás nos abandone.
    " Mientras me las pueda pueda hacer"...a por el déspota nostálgico, haber llegado aunque sea echo jirones, es haber vivido, y no todos tienen esa suerte.
    Un abrazo de otra sombra.

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    1. Claro, poder hacerlas es que la mecha aún está prendida. El pulso con la sombra siempre implica el desafío de congraciarnos con ella sin llegar a ser apoderados del todo o para siempre por ella. Recuerda lo que canta Octavio Paz en su Carta de presencia:

      "Entre la noche y el día
      hay un territorio indeciso.
      No es luz ni sombra:
      es tiempo".

      Debemos poder con la metáfora sombra para que no se haga con la metáfora luz, porque al fin y al cabo es el tiempo lo que nos condiciona y limita, el dueño, el déspota, el destructor. Y estoy contigo en esa valoración de fortalecer el niño creativo, que responda sobre todo ante sí mismo, que no se deje modelar por el entorno y ceda a él. A la sombra hay que plantarle batalla en su terreno, y el terreno donde la sombra pierde es el de la imaginación del individuo. Aceptar el paso del tiempo...qué remedio, tener claridad pero no pesimismo, salvo cuando surjan males y entonces ve a saber cómo se adecua cada cual a ellos. Cuidemos el impulso, la capacidad de pensar y elegir, de no ceder al pensamiento único destructor, y hacer tantas veces las cosas por puro juego, ahí el alma infantil se crece como años atrás. No, Inés, no todos tienen la suerte de llegar, con sus más o sus menos, a la edad tardía (¿tardía?) Qué razón poderosa te asiste.

      Por cierto, persiste y prospera en tu obra gráfica. Un abrazo.

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  7. Por algo pasa el tiempo, ¿no? Para preguntarnos por qué ha pasado...

    Saludos,

    J.

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    1. Solemos preguntarnos, pero creo que sin nosotros pasaría igual. Nuestra percepción es el valor añadido. Saludo cordial.

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