"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 23 de febrero de 2017

Don Carnal al acecho




Érase una vez una ciudad donde los hombres creyeron ser iguales, 
porque otros les contaban el cuento
para que fueran buenos
 y no dieran problemas,
y en su ingenuo fluir de almas
cándidas no querían darse cuenta
de cómo algunos muy bien situados
y otros que protegían a estos
se merendaban poco a poco 
la ciudad entera
dejando a los más con menos y,
lo que era peor,
tomando a sus habitantes
 como más imbéciles
de lo que en realidad eran.
Pero así se escribe la historia
y la vida de los que la hacen
y permiten que unos pocos
sean propietarios de almas
y de haciendas 
sin que luego les pase ná.

Yo, Don Carnal, doy fe.





(Grabado de Caillot)


4 comentarios:

  1. Fíjese vd. en el término "encarnado", tiene miga.
    Lo de la igualdad es una milonga y quienes la devoran se atragantan, como con lo de la libertad p.e. El único reducto podría ser la introversión pero esa no es cuestión social ... y aun así.
    Un ejemplo: Reduzcamos a mínimos a un colectivo. Siempre habrá quienes bordeen el suicidio con tal de sacar tajada vendiendo su mendrugo con mañas y engaños diversos y algunos lo llamarían ingenio. Por no escribir del patrimonio imaginativo o de la bonhomía, ni de excedentes de diversa índole, eso no existe para Don Carnal tan cortito que se cree único por el mero hecho de formar parte de cualquier estructura biológica. Ya le va quedando menos será reemplazado por Doña tontería.
    Dejé un comentario en la entrada anterior pero parece que se esfumó, una pena.

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    1. Antiguamente el sentido de los Carnavales era ir por parte del popolo y de los vividores y cultos de las clases nobles contra las instituciones, principalmente contra las guardianas de la moral. Hoy tal parece que el Carnaval ha sido tomado sin fechas o bien con todas las fechas del año por parte de las instituciones, siendo las seculares las primeras en empeñarse en disfrazar todo, y no precisamente para solaz y recreo de la cada vez más depauperada ciudadanía. El disfraz de ésta, por el contrario, es simular que no está tan jodida como está, y en dejarse tomar el pelo sin límite. No en vano el cuadro representativo de la Democracia está como está: asentado en sede parlamentaria, como dicen los voceros de la prensa ahora.

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  2. La vida misma parece siempre proteger a los poderosos, por algo es que viven más y mejor...

    Saludos,

    J.

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    1. El Poder...es un dios, una obsesión, un objetivo, un destino, una fijación, una posesión ...No sé si a todos nos roza algo del deseo de su reflejo. Pero algunos tenemos claro hace tiempo que no podemos aspirar sino a la supervivencia y a unos mínimos de dignidad vital. ¿Nos dejarán?

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