"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 31 de enero de 2014

Un comentario de pasada




Tal vez este país no es tan ciego y opaco como creíamos. Burgos nos devolvió hace poco la ilusión con la rebeldía de un supuesto feudo tradicional que ya no quiere serlo. Madrid parece que va logrando sobreponerse al todopoderoso rodillo y acaso algún día el bumerán de la historia haga exitoso el malogrado lema internacionalista ¡No pasarán! Asturias siempre ejerciendo de bastión, y no precisamente de leyenda de reconquista y de pláceme a los hijos de la monarquía, sino con hechos prácticos: hace poco los mineros y ahora las decididas mujeres y su Tren de la Libertad. Valladolid recibe a éstas en un gesto de acogida numerosa y no solo de solidaridad con la causa abortista, sino para probar que no es una ciudad propiedad de la reacción. Muchas mujeres saltan por toda la geografía para que su condición no se retrotraiga a tiempos serviles. Las mareas de colores (la sanidad, la enseñanza, los investigadores, los bibliotecarios, los funcionarios, etc.) pintarrajean de conciencia crítica todos los rincones de las comunidades.  Unos pequeños ejemplos. ¿Pequeños? Nada de lo que pasa es obra directa de los partidos políticos al uso, aunque algunos van siendo más sensibles y colaboran. Es la carga poderosa de la gente cuando se constituye en movimiento social que protesta y organiza. Protestar es exigir. También comprometerse a hacer y no delegar en otros. También proponer argumentos alternativos. También reclamar que ningún ente ni económico ni político debe ser dueño de la vida de los ciudadanos. También hallar nuevas formas de autoorganización participativa y decisoria. Gotas en el océano que van creciendo en número y en tamaño. Pequeñas pistas de esperanza. Y aquí dejo el comentario, que se me dan muy mal últimamente los libelos.



(Imagen de una pancarta de las mujeres asturianas del Tren de la Libertad)




Viva el Racing de Santander y su Humanidad















No me ha dado por el fútbol ahora. Ni me ata especial afecto por motivos de cuna o de pesebre a ese equipo. Pero me dejo emocionar por su actitud de plante contra sus dueños. Veo la foto de los jugadores abrazados al comienzo de un partido que no comenzó y me conmuevo. La rebelión de los humildes, que en este caso son además unos pringaos, pues llevan varios meses sin cobrar, es parte de la cólera social del país. Como en todo, en el fútbol abunda la corrupción, el negocio desmesurado de los ricos que enfanga el deporte (si de esto queda algo) y un tratamiento especial para los equipos de élite. También hay dos Españas en la industria deportiva, y se ahonda la división en clases sociales a todos los niveles. El pan y circo sigue siéndolo, pero hasta los gladiadores modestos, sus reservas, sus sparrings y los cuidadores de los leones pueden demostrar en un momento límite que están llenos de humanidad. Los del Racing ayer escribieron esta palabra, que parecía haber perdido tono, con mayúscula.    

El que quiera enterarse puede leer en las noticias de prensa.



(Foto tomada de El País)

miércoles, 29 de enero de 2014

Diario de la mirada soñada

















También en el sueño se escapa la mirada. Lo hace incluso más deprisa y hacia objetos que normalmente uno no alcanza a fijar. Dispara lo inanimado y amplía horizontes inabarcables, aunque eso sí, de modo efímero. El soñador se dice: he visto. No todo ni mucho ni lo suficiente, pues en el sueño la medida no existe.Y después, una vez despierto, pasa el día estupefacto por visiones que no ha podido retener. Que no ha rescatado lo suficiente para alimentarse con ellas en esta parte. Recuerda a saltos y ve un rostro cuyos ojos avanzan hacia él. El soñador encuentra siempre belleza en toda clase de ojos. Tal hermosura no se encuentra tanto en una pigmentación, un brillo, un color de fondo o un tamaño proporcionado, como en la peculiar expresión. La expresión que ha soñado la otra noche le resulta familiar, ni siquiera requiere que ponga nombres. Aquella mirada avanzaba hacia él y a su vez se desprendía de él. ¿Había melancolía en aquellos ojos? ¿Anunciaban una tristeza pronta aunque estuvieran despiertos? ¿Se trataba de una mirada en marcha, de esas que no acaban de llegar, pero en la que uno se queda envuelto y le confunden? Aquellos ojos soñados ¿hablaban de quien los poseía o clamaban por quien los observaba? Tal es la propiedad omnipotente del sueño que atrae y repele, que quita y pone, que enciende y apaga. De pronto aquella cara que le miraba difuminó todas sus facciones. Al crecer los ojos que se aproximaban a él, el soñador temió por su sed. Cuando se levantó, advirtió en su propia imagen los ojos soñados.




(Imagen de Inés González)


martes, 28 de enero de 2014

The giant: we shall overcome




Qué tiempos aquellos en que cantábamos en grupo esta canción, ¿eh?
Pete Seeger se agotó pero la energía sigue fluyendo.
Aún podemos.







Pues no, no nos iremos a tomar por donde ellos quieren

























El problema, señor ministro insultón, no es que usted no se dirigiera a ningún periodista en concreto como ha dicho, que no me lo creo porque todos hemos visto el contexto previo, el problema, señor ministro sombrío es que usted como todos los de su rehala no creen en absoluto ni en el ejercicio de la información ni en la libre expresión ni en el interés cívico por conocer la gestión que ustedes hacen mal y para beneficio de otros, el problema es que su soberbia, la de usted y la de todos los de su panda, señor ministro opaco, no soporta que les lleven la contraria, que les inquieran, que les exijan, el problema es que usted, señor ministro de intereses ajenos, se ríe no solo de un periodista o de un grupo de periodistas -que pueden ser muy pesados, pero usted está obligado a soportarlo- sino de la ciudadanía toda, en la que hay que enmarcar a los votantes que llevados por su necedad -y todo hay que decirlo- les dieron un cheque en blanco, porque usted señor ministro hueco, como todo ese enjambre de moscas del vinagre que ha perdido el rumbo y se cree que gobierna un país, solo saben seguir la voz de sus amos...que están instalados en otra parte. Y así nos va y cabe imaginar cómo nos seguirá yendo. Como usted y los suyos quieren que nos vaya, con esa ideología del vaciamiento y la mediocridad que no distingue ya ni de cuidar las formas. No, no nos iremos a tomar por donde ustedes quisieran. Por mucho que nos hayan maltratado. Ya están empezando usted y su clan a recoger lo sembrado.



(Ilustración de Manuel Vizoso, http://cachondodejahve.blogspot.com.es/ )


domingo, 26 de enero de 2014

Diario del retorno del sueño




















Perecí en el mismo sueño, porque si no se toca la profundidad del desamparo no se entiende toda la vida. Perseguí, no como el depredador necesitado de presa para su recreo, ni como cazador de la elemental subsistencia, ni como rastreador de ansiedades, el territorio de posibilidades donde igual que se nos ofrecen generosas también se nos demandan exigentes, requiriendo las aptitudes más hábiles y las conductas más auténticas. Recorrí espacios deslumbrantes y oquedades umbrosas donde ni en unos veía con suficiente claridad ni en las otras permanecía totalmente ciego. Fui entonces alguien por añadidura, pues quien recorre, persigue y perece se encuentra y justifica para siempre el instante de su desaparición. Y en esa meta, la duda dejaba de estar. Los monstruos dialogaron y echaron a suertes si yo debería relevarlos en la sinrazón, pues había superado -me dijeron- todas las pruebas de mi propio don de monstruosidad. Hubo un silencio interminable como si nada hubiera ya. El cansancio tiene cura, pero hay que procurar reconocer su afección.



(Imagen de Inés González)

sábado, 25 de enero de 2014

La rabia de Eduardo Arroyo




















Leo a Eduardo Arroyo, pintor, hoy en El País: "...a estas alturas de la película, ¿de verdad alguien se cree que la culpa de lo que estamos viviendo la tiene el IVA al 21 por ciento? En absoluto. Pues no. La culpa en primer lugar la tenemos nosotros, los artistas, seres sonámbulos y disciplinados, sin dignidad ni ética ni orgullo. Sí, nosotros —repito—, porque si no nos respetamos a nosotros mismos, cómo vamos a pretender que un híbrido de ministerio nos respete." Bienvenida la autocrítica siempre, pero ¿por qué ahora y no antes? ¿Porque el pintor ahora lo siente o se resiente de otra manera? Probablemente Arroyo no va descaminado y pone el dedo en la llaga  -y nos invita a verlo así-  de un mercado espurio, de unas directrices políticas por parte del Estado y sus derivados bastante castrantes a lo largo de nuestra historia. Echo en falta que el pintor incida en la fijación de eso que llaman el valor de la obra de arte, pero supongo que es juez y parte y que probablemente el tema sea objeto de otra discusión. Pero, ¿y el público, nosotros receptores al menos visuales del arte? Nos quedamos boquiabiertos admirando glorias estéticas  -que unas veces lo son y otras solo bluff-  y no queriendo saber nada de las miserias  -las ambiciones y codazos para estar en galerías y museos, los arribismos y plácemes con el Poder, la pugna provinciana por disponer de museos que no están a la altura de nada, la dudosa estética en nombre de la creatividad-  que rodean el entorno del arte y que lo perjudican. Y mientras, nuestros jóvenes y no tan jóvenes artistas, abandonados a su suerte, menospreciados por mercado y administraciones, en función de los dineros y la apariencia dudosamente prestigiosa de los caciques políticos que intoxican este país. Tal vez sea la hora de depreciar los falsos valores del mercado en general y del mercado del arte en particular. Pero, ¿cómo podemos hacerlo nosotros, simples mortales? Acaso renunciando a una fe ciega. Acaso ignorando lo que no tiene interés. Acaso oponiéndonos a inversiones de relumbrón que solo generan gastos y negocios turbios por debajo. Mientras en el mercado actual del arte se mueven millones  -y no solo en el fútbol-  dudosamente justificados, el patrimonio histórico está cada vez más al descubierto. Y si no, que se lo pregunten a los arqueólogos y a muchos municipios pequeños de España que ven cómo son saqueados sistemáticamente sus yacimientos, sin que las leyes persigan con eficacia y ejemplaridad uno de los delitos más deleznables: la destrucción de nuestra herencia histórica y común.


Ver http://elpais.com/elpais/2014/01/24/opinion/1390583098_048104.html


(Imagen de Eduardo Arroyo)


viernes, 24 de enero de 2014

Diario al borde
















Sujeto a una hebra, al borde de la noche. Dudando. Cuando el cansancio decide y el pensamiento genera monstruos antes de cerrar los ojos. Hoy voy a soñar que soy...que recorro...que persigo...que perezco...



(Imagen de Inés González)


miércoles, 22 de enero de 2014

Sueño de la maraña
















Hay sueños que no se reconocen meramente como sueños. Sueños en los que no parece haber frontera definida ni limitada (¿o se trata de aquello de Celso Emilio Ferreiro a fronteira infinida?) con otro territorio. Sueños que no se reconocen por imágenes figurativas  -personas, calles, situaciones, voces-  sino por una especie de ramaje intrincado que te atrapa y te anula. Desaparecido en la profundidad de la maraña, sabes que estás dentro pero a la vez tu ansia de libertad -¿también infinito?- dobla tu naturaleza y te ves desde fuera sobrevolando la misma maraña que te oculta. No es confusión, es la pugna entre dos seres -a veces pueden ser dos monstruos-  cuyo pulso nunca es ganado por ninguna parte en lid. El sueño solo se mide por un crecimiento desmesurado y boscoso que se convierte en tus piernas, en tu tronco, en tus cabellos, en tus ojos, y que ves y no ves a su través, pues la maraña es hábitat donde sobrevives, guarida donde te proteges de las inclemencias de los hombres. La maraña se ha apoderado también de tus palabras, tampoco quiere saber de tus gemidos ni de tus risas, y solo permanecen allí dentro, disimulados por el rasgueo del viento, el eco de tus latidos. No, tu pensamiento no está a salvo tampoco. Tu pensamiento allí es carencia. Solo resistes, solo prolongas tu tiempo, solo intentas estar bien, solo desproveerte de cuanto te angustia al otro lado del límite. El sueño de la maraña es también un sueño reconductor. Si no despiertas antes de tiempo no percibes el espanto. Te acabas acostumbrando a la maraña, de la misma forma que aparentas sentirte cómodo en la que hay a este lado del sueño. Cuando te preguntas atónito: ¿seremos hijos de la maraña?



(Imagen de Inés González)


martes, 21 de enero de 2014

Diario de caída nocturna
















De ordinario, cuando sueño con una caída mi cuerpo se precipita violentamente y abro los ojos con espanto. Esta noche no sucedió así. Caí de incierta posición y con tal intensidad que padecí no tanto por los seres que me acosaban como porque aquello fuera inacabable. El tiempo se imponía a las sensaciones. Las lianas de las horas urdían mi trampa y acaso mi secuestro. Eran húmedas, y sus ásperos perfiles raían mi cuerpo hasta despellejarlo. En un recodo del espacio por donde me precipitaba al misterio quedé prendido entre un bucle de floresta. Cuando comenzaba a desprenderme también de él una voz me sujetó. Llevo tratando de identificarla desde que he despertado. No pienso. Solo intento percibir a través de la misma lengua que hablaban las otras sensaciones. 



(Dibujo de Inés González)


lunes, 20 de enero de 2014

Diario del veinte (al modo de un clásico)




















Un buen descanso nocturno predispone a un estado feliz durante el día, aunque éste se tuerza.Es como si desarrollase las horas del sueño, como si no quisiera modificar el bienestar que éstas han causado. Un mal descanso presagia una fatalidad en la jornada, si bien urge a tender cuanto antes a una actividad positiva siquiera para compensar el agotamiento. Llamada presurosa a la adrenalina del propio cuerpo. Si a la carencia de reposo se sumara la conflictividad del día, mejor sería parar y tratar de aislarse. Aislarse paralizando la actividad sería lo ideal. De no poder detener los compromisos y obligaciones acudir al cerebro con mucho tiento y arte. Tiene recursos nuestra mente para procurar evasión, reconducir la pesadez, compensar el desánimo o sortear los pensamientos oscuros. Sometido a la alternancia nocturna de sueño y desvelo, acuciado por escenarios oníricos ora de alucinaciones ora de entusiasmos, desgarrado por un despertar que puede oscilar entre la satisfacción o el lamento, el hombre debe dar los primeros pasos del día incluso distante de sí mismo. Si bien suele practicarse el distanciamiento inicial con otros habitantes de la casa, conviene tantearse y pulsar su estado con uno mismo. El tiempo que se necesite. El lugar que se elija: sentado al borde de la cama, mirándose al espejo, practicando ciertos ejercicios suaves de las extremidades, abrazándose el torso. La percepción física del hombre consigo mismo proporciona aproximación (si la noche le ha dividido en dos excesivamente), confianza (no hay otro modelo que sirva sino el mismo reencuentro íntimo), energía (la conciencia de habitar otro día la vida) y humor (disposición para dar los siguientes pasos que deben durar otra jornada completa) Por otro lado, poco hay que decir de quien haya tenido una noche de tranquilidad y alivio, pues se levanta como si siguiera en el sueño. Sólo advertirle que coteje bien el roce de su bienestar con el día incierto que se le avecina. La euforia del cuerpo es limitada y el contraste con la realidad de las exigencias donde entran en acción muchos otros hombres puede trocar el positivismo inicial en desconcierto, como poco.



(Imagen de DGTLK)


sábado, 18 de enero de 2014

Diario de la otra noche (no soñada)















La otra noche se hizo un ovillo y decidió no soñar nada. Como si pudiera elegir lo que está al otro lado pero no al alcance. Para lograr su proposición descabellada no encontró otra manera de impedir el arrebato de los sueños que la vigilia. Aquella guardia permanente le perturbó. No cesó de contonear su cuerpo entre las sábanas. Al resistirse a quedar dormido tensó cada palmo de su cuerpo. Sus músculos se resintieron, los huesos le pesaron, la cabeza no paró de agitarse con mareos, la tos convulsionó su pecho. Sus ojos ardieron y la mirada se disfrazó de seres indeseables. A medida que avanzó la noche cada ejercicio de respiración fue un suplicio. Honda fue la herida de las horas. Malsano el hilo de sus pensamientos. Desesperado el vacío que le paralizó. No se debe echar un pulso con la sombra. Habla otra lengua y clama con otra voz. No se puede evitar que se convierta en venganza si se la niega el cobijo de los sueños.  



(Fotografía de Anders Petersen)



jueves, 16 de enero de 2014

Sueño número tres (sin sonido)




















Recibo un sms en el móvil. Me agito. Solo un modo verbal. Conciso, categórico, seco. Ven, dice. Pienso en el verbo al que pertenece, lo enuncio. Conjugo el imperativo mientras me siento sobre un sillar del cruce de caminos de la ciudad en ruinas. Es un modo muy breve y como receptor del mensaje lo percibo con efecto parálisis. Todo lo imperativo es siempre reductor, exigente, implacable. El mensaje termina ahí, en tres letras. No aparece el nombre del emisor por ninguna parte. No siendo mis dedos muy diestros con el teclado salgo y entro del sms, buscando sin acierto quién me ordena, quién me escribe, quién pretende. Logro abrir de nuevo el correo. Ya no hay tal ven. En su lugar aparece una palabra más larga pero con caracteres que no son latinos. El ven sigue rondando en mi memoria, pero ese cirílico antiguo me desarma. Sigo manipulando el teléfono. Un sonido prudente me avisa de que hay un sms nuevo. Ven pronto, dice, como si quien me escribe me estuviera viendo despistado desde alguna atalaya oculta. Tampoco aparece un nombre. En su lugar un número de muchas cifras que, a medida que lo hago avanzar, se prolongan como si se tratase de la transcripción infinita de π.  No sé qué pensar y las letras del mensaje se van haciendo más grandes. Empiezan a acercarse algunas personas, tratan de saber qué pone en la pantalla del móvil. Podría preguntar qué se debe hacer en estos casos. Pero la gente que me rodea no habla mi idioma. Entro de nuevo en el apartado de sms recibidos y ahora la palabra que aparece es incompleta. Ve, dice. ¿Le falta una letra o es otro verbo? Si es un verbo diferente también cruje como imperativo, pero entonces hay otra voz detrás. Me turba que me zarandeen dos voces, aunque bien pudiera tratarse de un juego con única procedencia. Sigo pulsando dígitos y el móvil se calienta. Mis dedos sudan, el teléfono se humedece, mi mano se incrusta. ¿Qué decía el mensaje de antes que no doy con él?, me pregunto. Ah, sí: Voy. La ciudad está a mis pies, pero no postrada, sino sumergida. Yo decrezco.


    
(Fotografía de Eikoh Hosoe)


miércoles, 15 de enero de 2014

Prospecto


















Características. Gamonal es un potente compuesto colectivo que tiene efectos antiinflamatorios sobre la política nociva aplicada por los diferentes órganos de la tiranía del poder. Se recomienda para terapias que detengan la acción tumoral de los gobiernos y de los altos intereses privados que perturban y en muchos casos destrozan la salud pública. Por sus severas propiedades vigilantes ataca a los gérmenes especulativos. Pone en guardia contra cualquier síntoma de corrupción. Combate especialmente la fiebre inmobiliaria y de obras públicas que buscan dar negocio al amigote del que manda. Mantiene a raya las intoxicaciones mediáticas. Sustrae la acción letal de las bacterias oligarchia coli y de los patógenos genovensis. Activa las energías de los diversos estamentos y gremios intoxicados y maltrechos por los recortes y los despidos. Por su alto contenido higiénico pone freno al mal de la soberbia de los políticos autoritarios en vigor. Detiene el proceso de hundimiento moral. Facilita el desarrollo de las iniciativas populares (populares de pueblo, no de PP) Es así mismo un eficiente antivirus que protege la dignidad y mantiene vivos los derechos. Actúa igualmente como un expectorante que aligera la mucosidad de la apatía y el desinterés. Por el importante depósito de vitamina humana refuerza el tejido social. Gracias a sus especiales características de tesón y ejercicio responsable dispone de una acción de amplio espectro para saber quién está con la gente y quién contra ella. Desaloja a los oportunistas que suelen interferir en los procesos de curación. Y sobre todo nutre las esperanzas de que otra sociedad es posible, si bien se recomienda un tratamiento vigilante y de larga duración. Tómese sin dudarlo ante el menor indicio de corrupción en el cuerpo social. Las dosis deben administrarse dependiendo del grado de afección. No se han detectado de momento contraindicaciones.




martes, 14 de enero de 2014

Sueño número dos














Hay una cama espaciosa y alta. No hay sábanas ni edredón. Alguien duerme junto a mí. Esta persona se levanta de vez en cuando y se mueve por el cuarto. Luego sale y al volver no es el mismo individuo que estaba antes. Quien sea se acuesta también en el hueco vacío sin hacer ruido. Al cabo de un tiempo se levanta y va hacia el fondo. Se agacha, se acurruca en un rincón, susurra, permanece escondido en el ángulo oscuro. Vuelve pero no es la misma persona, es otra que llega con intención de echarse en la cama sin preguntar. Quien sea está desnuda, el cabello le cubre la espalda y se sienta inclinada al borde de la cama. Apoya sus manos en las rodillas y mueve la cabeza arriba y abajo. Yo me incorporo al escuchar el roce seco de unos chasquidos que no identifico. La mujer que está sentada en la cama juguetea con unas canicas y las hace golpear, las pasa entre los dedos. El ritmo se hace más rápido y me desagrada. Ella se acuesta y deja caer las canicas, que ya no son una ni dos ni tres, son muchas más, y están formadas de materiales diferentes. Cada canica suena con un sonido distinto en aquel goteo que no se detiene. La mujer primero no dice nada. Se queda mirando el cielo raso de la habitación. Yo me quedo contemplando el cielo raso del cuarto. Extiendo la mano hacia el techo. Extiende el brazo paralelo al mío. Habla: ¿conoces la voz del yin yang? Le digo que no. Con su mano en alto dibuja de nuevo un juego malabar con unas canicas más grandes que ha vuelto a sacar. Las canicas entrechocan entre sus dedos frágiles y producen un sonido metálico que se extiende. Su voz es también débil pero entera. No tiene demasiada fuerza pero no quiebra. ¿Nunca habías escuchado esta voz?, dice. Qué voz, cuál de las dos voces, digo. Ésta, dice. Percibo un calor próximo, me muevo hacia la voz, pero al darme media vuelta el calor, espeso, no tiene rostro. Estoy allí solo. En una cama amplia, fría. Se resiste a apagarse el eco.   




lunes, 13 de enero de 2014

Diario de medianoche (burgalés)



El enemigo de los innombrables que "gobiernan"...


Más de 5.000 personas acudieron a la cita.  La mayoria vecinos de Gamonal pero también de otros barrios de Burgos

Y como son el enemigo hay que usar contra ellos nada menos que ¡esto!:




Sí, ¡UN DRON!. ¿Cuál va a ser el siguiente paso de la escalada de control social de los habitantes de Burgos?




Diario del trece y lunes




Hacía tiempo que no veía una pancarta con tanta expresión de forma y de fondo. No, bajo el asfalto de Burgos no está la playa, como resultaba tan bonito repetir de repetir de repetir en un mes de primavera de 1968 que no era ni nuestro mes ni nuestra primavera ni nuestro año. Está la tierra dura que sostiene la dignidad de sus pobladores. El texto sintetiza el desdichado paradigma del partido que gobierna. Con el trasfondo siempre del negocio privado, se gobierna ignorando el diálogo, las necesidades colectivas y la tolerancia. Cuando un partido gobierna justificándose solamente por los votos obtenidos y enfrentándose a la sociedad vadea hacia el autoritarismo. Se ríen de los derechos y por esos innombrables no habríamos salido nunca del siglo XIX, tan funesto para este país. Los que sostienen la pancarta quieren ir hacia un siglo que ya no sea nunca más Pasado.




domingo, 12 de enero de 2014

Diario (mediático) del doce


Manifestación de protesta en Burgos pidiendo la libertad de los detenidos en los enfrentamientos















Desde mi desconocimiento, e iba a decir ingenuidad pero sería falso, si bien no del todo, me he preguntado qué puede estar pasando para que en una capital tradicionalmente nacional por excelencia (y que no se molesten los disidentes, que yo siempre he querido mucho a los burgaleses que he tratado) las calles ardan. Me llega la noticia y no sé cómo interpretarlo. ¿Será que las cosas ya no son ni por el forro lo que fueron? Hay algo más, no me cabe duda.

Comentario de texto: así, a primera vista, leyendo más allá de la causa desencadenante (la remodelación multimillonaria de una calle tal como le place al gobierno local que es del intolerante PP), intuyo que hay: ira, hartazgo y decisión. Ira porque mucha gente percibe que el peso de los costes no deja de caer gota a gota y día a día sobre ella (la vía impositiva en auge junto a los ingresos decrecientes de las familias agrava las condiciones ya de por sí precarias de vida) Hartazgo porque la gente empieza a cansarse de gobernantes que no escuchan, no ceden y no practican la democracia (solo saben aferrarse a los votos) Decisión porque cuando se está hasta las narices la gente protesta, si bien ya se encargan las mismas autoridades de fomentar el miedo con todos los recursos que su poder del Estado les permite. Acaso hay un cuarto motivo: en la medida en que a la sociedad se le golpea más la conciencia de defensa de la dignidad se hace más evidente. En fin, arriesgo estas opiniones, pero estoy receptivo a que alguien con más conocimientos que yo aporte más elementos para la comprensión de los problemas. Porque este Gobierno es especialista en sumar a los problemas naturales del ciclo que nos toca -y es un eufemismo lo de naturales-  otros problemas innecesarios. Pero debe ser que les delata su pasado, no logran desasirse de sus ideas carcamales ni enderezar las conductas inmorales que está llevando a los tribunales a buena parte de los miembros de ese partido tan votado. Para pensarlo.

Por cierto: Y en Melilla, ¿qué pasa?






sábado, 11 de enero de 2014

Sueño número uno

















Estoy al borde de una carretera de carriles anchos. Observo el tráfago como un espectáculo más de nuestro tiempo, sin mayor interés. Un niño que debía estar con el grupo de personas entre el que me encuentro se nos escapa. Va corriendo hacia la pista. Corro yo también para detenerle. Cuando le alcanzo la carretera permanece vacía de coches, como si hubieran desaparecido de repente. Nos quedamos plantados en medio de la calzada y en lo que miro en otra dirección el niño deja también de estar. Me sorprendo de encontrarme solo y con cierto apresuramiento me dirijo hacia un extremo. Cuando considero que ya he andado mucho doy la vuelta y me pongo a caminar hacia la otra parte. Entonces me doy cuenta de que aquel vial se ha ensanchado, comiéndose el campo. Es lo más parecido a una pista de aterrizaje. Miro el cielo y éste responde con su nocturnidad. Pero a mí me parece ver todo claramente. Al carecer de puntos de referencia voy dando tumbos tratando de hallar una señal que me haga saber dónde estoy. Tampoco hay ruidos, ni voces, ni sopla el viento. Como si las sensaciones se hubieran ausentado. Estoy perplejo pero no inquieto. Me siento en el suelo, cuya textura me resulta extraña. No es asfalto ni grava. Mi piel no se reconoce en la materia que me sustenta. Aquella no percepción es amable, no obstante. Y el vacío que me rodea carece de temperatura y de densidad. Solo me turba tener que aburrirme, por lo que me levanto y hago ejercicios como una manera de llenar mi pequeña porción de espacio. Y lo que intuyo como un marco persistente de soledad. Luego me tiendo a dormir. Me veo soñando. Sueño que estoy al borde de un lago hablando con otras personas. Y que de improviso me levanto y camino hacia la costa. Que luego me apresuro más. Que echo a correr. Que el rutilante verde pálido del agua me alcanza. Y que un niño ha salido desde el grupo de gente en mi búsqueda, invocando agitado y protector mi nombre.




Dibujo de Inés González

viernes, 10 de enero de 2014

Diario nocturno





















En la apariencia de la noche, ausentes las palabras, dormidas las fuerzas, inmóvil la conciencia el susurro toma poco a poco la voluntad del hombre. Aparcadas las imágenes del día y sorteadas las propuestas que no se llevaron a cabo se despliegan como un aura las horas inciertas. El hombre que se dispone a soñar se acomoda de la manera más cariñosa que le pide su cuerpo. Trata de desasirse de lo que no resolvió durante el día, de la pesadumbre por no hallar salida, un día más, al propio cerco. Se enroca en una satisfacción más intuida que confirmada. Dormir para purificarse, hallar un reposo no solo del desgaste de las energías sino de las desesperanzas. No se siente convocado por las expectativas que el tránsito de la noche suponía para él en otros tiempos. Ciertos lastres ha echado por la borda. Mas algunos tesoros que aún anhela no acaban de ser descubiertos debido a su actitud dubitativa. Las euforias han ido quedándose por el camino, acaso a la espera de un deslumbramiento ocasional. Los rastros de la curiosidad se difuminan, tratando de distinguir cada vez con mayor esmero lo que merece la pena. No es momento éste de dilucidar ni de decidir. El precio del insomnio turbaría el viaje del misterio. Cada noche el hombre se enfrenta con el misterio, se deja engullir. De tal captura se despertará inquieto pero sonriente por haberse liberado de los espectros. O bien con un bienestar al que responderá con lástima por la inanidad de lo vivido. El diálogo con el otro lado del umbral conduce al hombre a un espacio donde no hay disfraces. Él desea multiplicar las posibilidades que no le brindan las horas claras. Se sabe secuestrado pero feliz, a medida que se va desprendiendo del hombre formal para revelarse como el que cree auténtico. No deja de ser éste sino apenas un personaje posibilista, inaprensible, al que conduce de la mano el susurro. El roce de las sábanas, los leves ronquidos de la respiración, el movimiento para adaptarse a la matriz donde la ausencia no es vacío. Y una simulada voz que se va diluyendo y que le dice: eres y no eres. La última luz hará guardia en su lugar. La noche es ya él mismo, y lo acepta.




miércoles, 8 de enero de 2014

De aquellos cromos...














Los cromos de niñas y la memoria. Fue inevitable bajar aquí uno de ellos ayer y acordarme de Marisol, de Asun, de Rosamari, de Gemma, de la hermana del Txibilo, cómo era, ¿Yoli?...Aquellas amiguitas de juegos infantiles que echaban las tabas y se ganaban unas a otras los cromos. Nos dejaban mirar. Hubieran querido también que participásemos, pero los juegos de los chicos marcaban. ¿Cómo íbamos a descender hacia los suyos sin quedar en evidencia? Y sin embargo, clandestinamente, sin que otros chicos varones de la panda se enterasen, algunos nos dejábamos llevar. Ellas se pavoneaban del control de sus actividades, donde ya el lenguaje paralelo, de doble significado, los silencios, las miradas, los codazos, iban sentando cátedra. Atrapaba traspasar la frontera, aparentemente definida. Una transgresión reconfortante. Ámbitos diferentes donde todo era nuevo, también seductor. Más calmo, más reflexivo, y aquella pizca morbosa de que accedíamos a lo prohibido. Gemma, Rosamari, Asun, Marisol...¿dónde andaréis ahora? Os imagino recuperando aquellos juegos con la excusa de vuestras nietas, tal vez trasladando a éstas que no hay juegos de chicos y de chicas. Que el juego es armonía y que no entiende de géneros, sino de intercambios, sino de recreación y disfrute. Solo espero que sigáis jugando. Que sigáis.




martes, 7 de enero de 2014

Mi adorado y olvidado Rubén Darío





 Tantos años he tenido que esperar para interpretar este poema, esta canción. 


 La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
 Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
 que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz,
o en el rey de las islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de Mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la sierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que Abril!
«Calla, calla, princesa, dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor.»



lunes, 6 de enero de 2014

Diario del día de los Magos




















No, no he sido bueno ni condescendiente ni cumplidor ni cariñoso ni fiel, ni etcétera...ni se vislumbra en mí una leve mejoría. Al menos dejé limpios y relucientes los zapatos (debería comprar otros, que estos van estando muy gastados) No hay mal que por bien siga siendo sino mal. Salí a la calle, ante tamaño olvido de ellos, los viajeros de Oriente, por mi nulo merecimiento. Por allí andaban al amanecer, despistados (no me vieron fotografiarlos) O con problemas de conciencia. Porque los Magos son ateos de los dioses hoy en vigor. Y tienen motivo, o mejor dicho, claridad. Siguen una luz, un cometa, una trayectoria astral, una explicación del cosmos. Eso les guía, queridos míos. El conocimiento. También la generosidad, sin la cual no pondrían sus saberes en nuestras manos mortales. Pero los exégetas falsarios (uno de sus más importantes profetas, supuestamente existente, les llamó también sepulcros blanqueados, pero claro, eso es literatura) les cambiaron hace tiempo su título de esforzados indagadores por otro que toma el nombre de las testas coronadas de la monarquía occidental y cristiana. Ni hablar. Son verdaderos magos y no tienen ni prebendas ni súbditos ni territorios. Sí, tal vez el cielo protector. Protector porque da sentido a sus actos, a su búsqueda. Sin ellos y otros como ellos no tendríamos el mejor regalo: el de la inteligencia, el de la memoria, el de los sueños, el de la creatividad. Para mí estos viajeros son los mismos de nuestra infancia, sobre los cuales no nos contaron ni la mitad de la mitad de lo que podían  -pueden-  hacer. Si nosotros queremos.




domingo, 5 de enero de 2014

Diario del cinco (vísperas)













No sé quién dijo que la ciudad es una vena abierta. ¿Sólo una vena? Hoy la veo desbocada. ¿Mañana desangrada? El flujo de gentes, a pie o a caballo, es incesante. Yo diría que hoy la ciudad es un océano donde lo proceloso reside en la llamada del comercio. ¿Llaman los objetos o la gente se desvive para delegar en un regalo aquello de lo que carece y debiera ser más duradero? Qué hay de convicción sincera en lo que se da a otro o qué de convención ritual lo sabrá cada cual. ¿Regalo a cambio de nada? ¿Te doy pero tú me das? De ahora en adelante, ¿vas a ser bueno, condescendiente, cumplidor, cariñoso, fiel...etcétera? ¿Ni se compra ni se vende el cariño verdadero, suponiendo que lo haya? La gloriosa tradición. Todos felices por la posesión del objeto hacia la divinidad. Todos unidos por la única religión del amor, si tienes con qué pagar el sacramento de la visa. ¿Becerro de oro? La imagen del profeta bajando de la montaña donde le fue revelado el código de conducta de las relaciones comerciales entre humanos sujeta con una mano un smartphone de última generación y con la otra un mac. Curiosamente, lo único que se echa en falta es la conciencia, ese algo anterior a los códigos impuestos. Ese oscuro proceder que no debiera entender de precio, de cambio, de cesión. Maleable y maniquea también se fabrica y se vende personalizada. Y al mejor postor.   



(Fotografía de Willy Ronis)

viernes, 3 de enero de 2014

Diario del tres






Me cuentan de la muerte del padre de una antigua amiga. No sé de ella desde hace más de dos décadas al menos. Esa pertenencia al pasado de la amistad podría justificar que yo ignorase el incidente. Sin embargo la llamo por teléfono. Está afectada, no tanto por la muerte en sí como por el proceso de la enfermedad que sometió a su padre a una tortura extrema. Tiene necesidad de desahogarse, supongo que una vez más, para liberar demonios. El detalle, sobre el que se explaya, me sobrecoge. Me habla de la confusión de los médicos, de los diagnósticos equívocos, de la difícil localización del mal, de la imposibilidad de ser operado, de la angustia de los familiares. Pero sobre todo habla del dolor y de la desesperación con que la naturaleza ha castigado de forma absolutamente despiadada al hombre. Dice que ella estuvo a pie de cama día a día. Haciendo de madre del padre. Dice que se hartó de llorar durante el año y medio de padecimiento del hombre. Que se hartó de llorar en su agonía y en su muerte. Qué pronunció su nombre tres veces y que paró. Ya no más llorar, dice. Yo sé que no ha parado del todo. Que volverá a hacerlo, como nos ha pasado de una manera u otra a todos cuando menos nos lo esperábamos. No por la ausencia, sino por la imposibilidad de reponer una vida. No por la muerte en sí, asumida al fin y al cabo, sino por el desengaño de la vida. Aunque también por los recuerdos insustituibles que nos acompañan y que, en definitiva, es lo que la muerte no puede vencer nunca. Detrás de sus palabras he percibido el dolor del dolor. El dolor físico del sufridor que fue transmitido en forma de dolor moral a los próximos. El dolor de la impotencia. El dolor de lo que la víctima, más que paciente, percibía como abandono. El dolor de la desesperación por no entender nada. Y nada era: que tanto mal se cebase en él. En la charla ha habido relato duro, nada más. Ninguno de los dos hemos hecho discurso sobre el mal, sobre el dolor, sobre la compañía, sobre la vida o sobre la muerte. Ahora me resulta inevitable pensar en los insensibles fanáticos de este mundo que causan dolor. Y, sobre todo, en aquellos que lo justifican con la falsa moneda de cambio religiosa, recomendando soportarlo. El dolor, esa cuenta pendiente que define aún el fracaso humano.    




(Fotografía de Eric Kellerman)


jueves, 2 de enero de 2014

Diario del dos (atardecer)











En un pasaje de la novela el protagonista exclama: No me abandones, la noche es muy cerrada. No recibe contestación y otra persona se apresura y cierra de golpe la puerta, cuenta el narrador. Es lo que tiene que haya llovido tanto todo el día. Lees y te encuentras con portazos, noches oscuras y abandonos. El goteo en las cristaleras permite hacer paradas frecuentes. De la lectura, de la cocina, de las visitas inesperadas, de las llamadas inoportunas. Es absorbente su contemplación. Dibujos que no cesan. Poesía visual quizás. Tanta humedad fractal cala hasta en las páginas del libro. Pienso en el abandono. ¿Llega de fuera o emerge desde dentro de uno mismo? ¿Uno se da de bruces con él o lo que se produce es un reencuentro con la defección puesto que ya la llevaba implícita en el intento? Pero ese recurso de la noche cerrada, tan usado, tan gastado. La soledad es la boca del lobo. La soledad imprevista, impuesta, hace a los hombres temer la noche.



(Imagen de Javier López Rotella)


Diario del dos














Hoy al día le cuesta despertar. Estamos además a merced de las nubes. Encima la luz la apagan pronto. Las calles tan opacas. Hay que tantear para andar por ellas. La ciudad desolada. Ausente. Como si hubiera tenido lugar una parálisis. Cuesta mirar al entorno. Duele incluso. Se palpa una estética del vacío. Vaya manera de sentir el año nuevo. Tal vez no hay tal novedad. No suena siquiera. La voz al uso no se emite con demasiado garbo. El calor tiene que mantenerse en alguna parte. Me dejo reclamar por un rescoldo íntimo. Puede que no sepa dónde estoy pero quiero creer que sí sé dónde encontrar algo cálido de mí. Miro por la ventana. Abro un libro. Siento las caricias de las palabras. Incluso en sus asperezas y en sus futilidades. Pongo el dedo entre las páginas como señal. La luz llega lentamente desde otra parte. Apuro el café. 



(Imagen de Javier López Rotella)


miércoles, 1 de enero de 2014

2014: dedicatoria





"Los niños no son propiedad de nadie: ni de sus padres ni de la sociedad en que viven.
Sólo pertenecen a la propia libertad que tendrán en el futuro."


Mijail Bakunin



Brindo por ellos, por los niños. Porque crecerán en libertad a pesar de la canalla que se apropia de este país. Porque aprenderán a pensar no obstante la educación castrante que los autoritarios imponen. Porque dialogarán entre ellos mal que les pese a los intolerantes. Porque elegirán la forma de vida creativa a pesar de la dictadura de los mercados. Porque recuperarán el vínculo con la naturaleza en lugar de darla la espalda. Porque opondrán imaginación a la mediocridad de las ideas dominantes. Porque serán solidarios aunque hoy se les alimente para ser competitivos. Porque tendrán que decidir sobre el planeta que apela a ellos como jamás apeló a generación alguna. Por los niños. Para que se salven.


NIÑO


Claridad de corriente,
Círculos de la rosa, 
Enigmas de la nieve:
Aurora y playa en conchas.

Máquina turbulenta,
Alegrías de luna
Con vigor de paciencia:
Sal de la onda bruta.

Instante sin historia,
Tercamente colmado
De mitos entre cosas:
Mar sólo con sus pájaros.

Si rica tanta gracia,
Tan sólo gracia, siempre
Total en la mirada:
Mar, unidad presente.

Poeta de los juegos
Puros sin intervalos,
Divino, sin ingenio:
¡El mar, el mar intacto!


Jorge Guillén, de Cántico.



Lo llaman 2014

















...solo es un paso leve de calendario, pero nuestra respiración, nuestros latidos, la fluctuación de nuestra saliva, las muecas ante el espejo no entienden de ritos, si bien tales comportamientos naturales tampoco son los mismos, no por el cambio de fecha, sino por el inexorable cansancio que la vida acumula

y hoy plantados aquí como todos los días...aquí




(Foto: Jorge Molder)