"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 30 de junio de 2012

Farsantes





Leo en el sarcástico y cínico Diccionario del diablo, de Ambrose Bierce, esta definición sobre rescate.

rescate, s. Adquisición de algo que ni pertenece al vendedor ni puede pertenecer al comprador. La menos rentable de las inversiones posibles.

El que tenga oídos para oír, que oiga; ojos para mirar a distancia, que no pierda la mirada; mente para pensar, que reflexione; sentido del humor en tiempos de carencia del mismo, que ría.

El sistema funciona cada vez más como una farsa. Uno ya no sabe si se levanta con derechos y deberes reconocidos o haciendo de comparsa. Si es protagonista de su individualidad o es meramente un extra. Si nuestro mundo es lo realmente existente o si se trata de una tramoya. Ambrose Bierce, el genial escritor yanqui, lo tenía tan claro allá por 1911. Cuando aún quedaban casi dos décadas para el hundimiento de un capitalismo. Del que surgiría otro.



(Imagen: muñeca mascota de los trabajadores de una empresa en huelga, acampados delante de la estación de ferrocarril)

martes, 26 de junio de 2012

llegaron en sus coches negros






…han llegado en coches grandes negros, tintados, es decir más negros todavía; les esperaban hombres oscuros, unos exhibiendo armas, otros ocultándolas, pero todos protegiendo a los hombres negros; se deshacían con mucha pericia por facilitarles el paso por los caminos negros; los recién llegados han recorrido con la vista unos territorios que tendrán la negra, según se mire, si la codicia de los hombres negros dice: queremos éstos; han sido recibidos por autoridades oscurísimas, que justifican su siniestra representación en un voto negro que les dieron en su momento ciudadanos de comportamiento negro; estas autoridades se mostraban obsequiosa y descaradamente sumisas con los visitantes; las posteriores declaraciones de esos cargos públicos resultaban exultantes, preñadas de babas pringosas; cuando los reporteros preguntaban a vecinos de las zonas que recorrieron los abstrusos oteadores, algunas personas del lugar revelaban sus neuronas negras, con la avariciosa miopía de que lo que venga va servir para animar su pueblo; otros, todo hay que decirlo, sospechaban que tras aquel proyecto había demasiado aspecto sombrío; los visitantes negros que han desfilado como reyes del mambo presentan exigencias lóbregas, sibilinas, turbias; las autoridades, cuya demagogia negra y su tradicional manera de pensar y de actuar habitualmente opacas les hace propicias a entenderse con los de su calaña, están dispuestas a todo; a todo lo más confuso y siniestramente vendible; a brindarles terrenos gratis, concederles créditos en las mejores condiciones, liberarlos de impuestos, proporcionarles leyes laborales ad hoc, construir infraestructuras que faciliten el negocio, modificar leyes de blanqueo de capital, y otra serie de medidas que aún no acertamos a comprender, pero que iremos descifrando; a las ya nombradas autoridades se les vuelve la saliva negra cuando hablan de que el tal proyecto negro del avieso empresario norteamericano servirá para generar empleo; una de las leyendas más negras que cabe pensar, salvo que se considere cierta clase de trabajo negro como honrado; a los ciudadanos sensatos se les vuelve la bilis más negra todavía cuando les da en pensar que puede haber gato por liebre detrás, o extorsión o simple estafa; todo puede ser; las autoridades, que nadan frecuentemente en prácticas nebulosas, pueden ser víctimas del míster Marshall de turno, o por lo menos cómplices; los hombres negros que llegaron en monovolúmenes tintados y negros se fueron, pero no como habían llegado; nos preguntamos qué demonio llevarían dentro de sus vehículos los hombres negros; lo más probable es que regresen con abundante información, algo que no tenemos claro si ocupa mucho o poco espacio, pero que los alienígenas seguimos observando con suma atención; por cierto, estos podrían ser los heraldos negros de los que hablaba aquel poeta lejano…



(Informe de 26.06.2012 a sus superiores de la avanzadilla alienígena desplazada a Madrid y Cataluña. Estos observadores de otro mundo persiguen interpretar las negras maniobras de cierto imperio yanqui de casinos y de sus cómplices peninsulares, en pos de instalarse en una de esas dos fincas citadas)


Ver http://www.publico.es/espana/438357/eurovegas-pide-dinero-a-botin-para-financiar-sus-casinos

La viñeta corresponde al dibujante Azagra. Ver http://cazagra.blogspot.com.es/


domingo, 24 de junio de 2012

Yo soy...espa¿qué? espa¿qué? espa¿qué?





Hombre, acabo de ver esto en el reciente medio titulado El Huffington Post  (http://www.huffingtonpost.es/2012/06/24/comparativa-socioeconomica-francia-espana_n_1622396.html?utm_hp_ref=spain )  Ni entro ni salgo del tema futbolero. Todavía entro y salgo menos si se vincula con la política (vinculaciones las hay, no sea nadie hipócrita) Y todavía menos si para salvar las frustraciones, las desmemorias y las cuentas pendientes y no resueltas (y no me refiero a las económicas, sino a las morales y a las conductuales) hay que airear banderas y gritos que identifiquen al individuo con un tema baladí. ¿Tan mal anda este país que necesita las curas de lo secundario en lugar de desarrollar terapias de lo fundamental? Ni curas ni terapias. Mientras no se miren los espanosequé en su interior personal y colectivo, en aclararse sobre su pasado, en reconocer su presente y en interrogarse sobre qué quieren ser en el futuro, lo del fútbol es flor de un día. Queridos amigos y paisanos espanosequé. Empecemos por pedir cuentas del robo de los bancos, del medro de ciertas altas instituciones y de la inoperancia de los gobernantes. Eso sí, después o paralelamente de pedirnos cuentas a nosotros mismos por nuestra incapacidad, vagancia, condescendencia y falsedad a la hora de pensar y de actuar. No trato de flagelarme, que lo hagan los incapaces, los vagos, los condescendientes y los falsos. Porque hay españoles y espanosequés. Es decir, dos Españas.

(Gracias por aguantarme la rabia. En la piel de toro, a fecha tal de 1898)


viernes, 22 de junio de 2012

tres negruras




I.

Muere en tu noche
como una elección y nunca
como un imperativo
antes de que los sueños
más turbios
escarben en las oquedades donde te refugias
y te destrocen.



II.

Malevich sentía la sacudida, el fervor por los volúmenes aéreos, una extraña atracción por las formas nítidas, aparentemente cerradas. Donde la impresión se llama círculo, yo veo una pupila dilatada. Puede ser lo mismo, si se mira desde un determinado punto de vista. Desde otro ángulo, no. El negro es un color, pero también se trata de un espacio hueco. Un túnel vital que conecta la vida exterior con tu capacidad de ser. Es metáfora de las profundidades, que otros llamarían tinieblas. ¿Se sublima la composición de los elementos y sus formas en manos de los hombres? Malevich lo hacía. Las formas transmiten dinámica. Lo que nunca cesa. Física o fe en su descripción, Malevich recurre a lo que presiente como representación pura. Pero que acaso no es sino su propia figuración de las cosas geométricas.  



III.

Una historia más local. Desde tres territorios del país, un símbolo de lo negro empieza a moverse hoy hacia el centro. Un emblema personificado. Ellos, aunque conocen lo oscuro e íntimo de la tierra, también sufren la noche personal de lo incierto. Lo suyo podría ser circular, pero hasta el momento sus vidas rebosan aristas. Andan y andan y pretenden converger en una fecha de julio en ese punto alegórico de la capitalidad de un Estado, que es una idea muy antigua y un mito bastante despótico también. Andan y andarán y con su gesto se rescatan a un importante olvido, exhiben bastante dosis de fracaso y recogen un tanto de reconocimiento desde quienes siempre les tuvimos como importante dinámica social y potente aliciente de cambio. Malevich en hombres. Pura y dura imagen de algo que va quedando atrás. Madrid Corte no les va a hacer puñetero caso. Madrid Humanidad acaso se una al gesto de los andarines. ¿Y después? Tiempos en que los de arriba ya no van a dar su brazo a torcer. Y pensar que los abuelos de esta gente una vez montaron en trenes, pertrechados de lo puro y de lo duro, para salvar el centro cargado entonces de buenas intenciones para sí mismo y para la periferia...




domingo, 17 de junio de 2012

Heráclito y Democracia






Heráclito  -al que, paradojas de la vida, le han llamado el oscuro-  dejó esta cita como parte de su obra denominada Fragmentos. Tiene poco de fragmento y sí mucho de pensamiento total. Vista la siniestra situación a que nos están conduciendo entre los listos con poder y los tontos que son elegidos en las urnas, la Democracia está más en cuestión que nunca. No sé si es producto del último residuo calvinista que se actualiza periódicamente o del pulso hegemónico que tiene lugar en un plano mundial. Lo cierto es que la Democracia es lo que más se está resintiendo. No hay más que ver las presiones que el gobierno alemán ha ejercido estos días sobre los griegos o aquellas otras que ejecutan todos los organismos vinculados al dinero sobre los españoles para que nos empobrezcan la vida.

El grito del 15M lo llaman democracia y no lo es, resulta lamentablemente correcto. Son esos poderes quienes se la cargan y la sociedad resulta cómplice si no se opone a los planes tenebrosos. Lo sorprendente de todo es que un individuo que vivió entre 540-480 a.c. lo tuviera ya entonces tan claro. Sugiero que esa cita de Heráclito  -¿el oscuro, con lo evidente que era para él?-  se haga presente en las paredes de nuestras ciudades. Que sea un grito, una reflexión, una norma de renovación moral. Se escuchen o no tus palabras, Heráclito, son imborrables. Y nos agarramos a ellas con esperanza. Ya digo, dos mil quinientos años después de ser escritas.




sábado, 16 de junio de 2012

los verbos emergentes



es asombrosa la capacidad de aprender vocabulario que ofrecen nuestras calles en estos tiempos convulsos; no son las palabras en sí; son las necesidades que impulsan a localizar los términos adecuados; o como en este caso, a ubicarlos en su punto; por un momento he creído encontrarme ante una representación gráfica de El túnel, de Friedrich Dürrenmatt, que leí hace poco; pero en la ilustrada pancarta hay un matiz aparente que, no obstante, puede ser engañoso, y es que el tren parece que sale del túnel; yo lo interpreto como deseo de quienes van en el tren más que como hecho; el anhelo por tirar para adelante, por mantener dignidad y por conseguir objetivos; probablemente sea un espejismo; para dilucidar si el tren podrá salir definitivamente a superficie en un momento dado aparecen las palabras; esas palabras son como direcciones que indican el camino a seguir; verbos que se presentan en su potente infinitivo como emergentes; un infinitivo que rezuma también imperativo, no tanto en su forma como en su condición moral y esperanzadora; infinitivos que huelen también a condicionales y que llevan a leer con otra segunda lectura: si insistes, si persistes, si resistes, si no desistes...infinitivos, imperativos, potenciales...¿no hay una especie de conjura de las palabras contra la barbarie de los despidos?; sí, pero hay, sobre todo, una conjura de hombres que usan las palabras en su justo término y para sus justas reclamaciones; y tras ella una conjura superior y más arriesgada: la huelga; los padres de la patria académica deberían ver este cartelón; por mi parte traigo a colación aquí las definiciones de la RAE, por si alguien quiere comparar, aclarar conceptos, ver margen de significados y comprobar qué poder tienen las palabras para combatir el oprobio que unos hombres sufren por mano ejecutora de la delincuencia de guante blanco 


insistir

(Del lat. insistĕre).

1. intr. Instar reiteradamente.
2. intr. Persistir o mantenerse firme en algo.
3. intr. Repetir o hacer hincapié en algo.
4. intr. p. us. Dicho de una cosa: Descansar sobre otra.

persistir

(Del lat. persistĕre).

1. intr. Mantenerse firme o constante en algo.
2. intr. Durar por largo tiempo.

resistir

(Del lat. resistĕre).

1. tr. Tolerar, aguantar o sufrir.
2. tr. Combatir las pasiones, deseos, etc. U. t. c. prnl.
3. intr. Dicho de un cuerpo o de una fuerza: Oponerse a la acción o violencia de otra. U. t. c. tr. y c. prnl.
4. intr. Dicho de una persona o de un animal: pervivir. Este coche todavía resiste.
5. intr. Dicho de una cosa: durar (‖ continuar sirviendo).
6. intr. Repugnar, contrariar, rechazar, contradecir.
7. prnl. Dicho de una persona: Oponerse con fuerza a algo. Se resistió a ser detenido.
8. prnl. Dicho de una cosa: Oponer dificultades para su comprensión, manejo, conocimiento, realización, etc. Este problema se me resiste.

desistir

(Del lat. desistĕre).

1. intr. Apartarse de una empresa o intento empezado a ejecutar o proyectado.
2. intr. Der. Abdicar o abandonar un derecho o una acción procesal.



miércoles, 13 de junio de 2012

Si Holan estuviera aquí




Si Holan estuviera aquí
hablaría del dolor y de la indignación
con conocimiento de causa
y a causa de todos los conocimientos
que la experiencia del dolor proporciona.

Si Holan estuviera aquí blasfemaría
con disimulo y mordacidad bohemia,
no me cabe duda,
para ahuyentar por un instante la mala sangre
y regatear a las fuerzas del mal.

Si Holan estuviera aquí abandonaría
las sábanas del sueño y el cuerpo cálido
de su amante,
para contemplar la noche en que las estrellas
se precipitaron para ser nombradas una tras otra.

Si Holan estuviera aquí convertiría
su ira en una mirada
demoledora y cínica, como si fulminase con ella
este tiempo de desprecios y de olvido
que se ha acarreado sobre los oficios más viejos de la tierra.

Luego, echaría un trago
del orujo más ronco, acariciaría
una luz blanca filtrada en su habitación y clamaría:
¡Oh amor mío! ¿Cómo amar y no desesperarse?
¿Cómo desesperarse y seguir dueño del conocimiento? (1)


 
(1) Estos dos versos pertenecen a Mi lascio, del poemario Miedo, del checo Vladimír Holan.
 
En la fotografía, tomada del periódico El País, se ve a los mineros leoneses marchando el martes por la noche a través de las calles de la ciudad de León. Tanta competición de fútbol y tanta roja de falsete han vuelto a los españoles enormemente descoloridos. ¿Dónde está la solidaridad? ¿Dónde la exigencia de los políticos y de los medios de prensa? ¿Dónde el clamor de los modernos movimientos? Rara primavera la de 2012, donde solo se escucha la voz de los mercados y los gargarismos de los gobernantes.
 
 

lunes, 11 de junio de 2012

vindicación del casco minero



Lo que llevan puesto en la cabeza estos hombres está gastado.
Es poco vistoso.
Aprieta las sienes incómodamente.
No forma parte del ropaje de una celebración.
Está lleno de abolladuras.
Es frío.
No viste.
No sirve para la playa.
Su apariencia belicosa es solo apariencia.
No es tan reluciente como el que portaban los conquistadores.
Ni el yelmo de los hidalgos presumidos.
Tampoco tiene el aspecto siniestro de quienes marcaban el paso de la oca.
Mucho menos el amorfo de los robocop.
No se ha visto a banquero alguno jugando al golf con él puesto.
No se suele encontrar ni en Uterqüe ni en la calle Serrano.
Tampoco Hermés o Prada lo tienen en sus catálogos de primavera-verano.
No se ha observado en las testas dignatarias del palco presidencial de ningún acto oficial o deportivo.
Ni en los actos sacros del episcopado.
Hay días en que produce dolor de cabeza.
Otros días en que no se lo ponen.
Otros en que no quisieran dejar de ponérselo.
Por dentro se empapa de sudor.
Por dentro huele a macho y humedad de tierra profunda.
No suele esa gente hacerse la foto de familia con esa clase de tocados.
Es demasiado gris, pero peor sería que fuera negro.
Es gris productivo, no negro de mercenario improductivo.
Suscita repelús entre los pijos, aunque les tienten a estos las modas.
Revive en el subconsciente colectivo del país.
También en algunos que siguen temiendo la ira de quienes se lo ponen.
Tiene toda la pinta de que, tal como van las cosas, va a ser relegado como pieza de museo.
A ciertos personajes les causa temor o rechazo, o ambas impresiones.

Coda en prosa:

El aprendiz de brujo que gobierna España de forma inepta y mendaz no quiso aceptarlo hace unos días, cuando un senador de la tibia oposición pretendió entregárselo de parte de unos hombres como los de la fotografía. Temería mancharse. Esbozó una sonrisa de desprecio. Yo sentí que aquella sonrisa sardónica se extendía hacia el pasado. Que iba dirigida contra la historia noble del trabajo en este país.


http://politica.elpais.com/politica/2012/06/05/actualidad/1338911195_902753.html


domingo, 10 de junio de 2012

Suelo






Bajo los adoquines de las palabras
alineadas en su imperfección
hay arena.
Sin esa arena que emerge de otra arena
más primaria y profunda
ni tú ni yo ni el poeta muerto
estaríamos aquí jugando a pronunciar deseos.
Venimos de una sucesión de estratos robados al mar
para acertar como en una elemental construcción de niños
a colocar palabras.
No importa si cada pieza es rugosa ni irregular ni si se ajusta
de modo adecuado con la siguiente.
Lo importante es que compartan un trozo de suelo.
Las palabras deben ser, pues, sobre todo
suelo. Y pediría más:
que se queden siempre en suelo
porque cuantas palabras se alzan desprendiéndose
de la arquitectura cotidiana,
para anhelar convertirse en la bóveda del mundo,
entran en erosión con los primeros embates de los vientos
de la vida. Y entonces su apariencia
no cubre nada:
ni siquiera nuestra intemperie.



(Fotografía de Herbert List)

viernes, 8 de junio de 2012

autoplegaria íntima




la vida es muy enigmática; a veces nos engaña la certidumbre, la cual tomamos como certeza; tras cada posición, respuesta o hecho, hay más movimiento, pregunta y evanescencia de lo que nos pensamos; nada se detiene; no se puede decir: hasta aquí hemos llegado; asentar y reducir el lenguaje, para que no nos pueda; por lo tanto ni debemos ceder al engreimiento ni debemos dejarnos hundir ante aquellos acontecimientos o situaciones que creemos que nos consolidan o que nos desestabilizan; ni sentirnos soberbios ni manifestarnos indiferentes; porque los sucesos son transitorios y nos llevan a lo imprevisible; en lo no previsto nos manifestamos desde nuestra pequeñez; simplemente se trata de ser conscientes de ello; vivir el mundo como ámbito; vivir el tiempo como posibilidad; vivir el deseo como encarnación; vivir el conocimiento como búsqueda y la búsqueda como aprendizaje; aspirar a lo alcanzable y dudar de lo alcanzado; aproximarnos al calor pero huir de la destrucción; reconocernos en la carencia para alimentar nuestro territorio; descreer de las verdades que se nos aseguran y certificar la duda como herramienta de construcción; prospectar sobre el vacío aparente, porque suele ocultar bienes que nos dan sentido; deslindar los silencios para oír el rumor; rechazar el ruido para formar parte del rumor; nuestra voz debe ser como el batir de los latidos; invocar siempre nuestro propio enigma, el que nos fue entregado al nacer; pactar con él nuestro final para que aquel individuo que fue una vez nombrado merezca su propio nombre;



martes, 5 de junio de 2012

¿Subimos o bajamos?





Durante mi lejana juventud, un clérigo disconforme con el cual yo hacía tertulia cafetera a dos voces en una pequeña ciudad de la Castilla profunda me informaba acerca de ciertas barbaridades que se ejecutaban con el patrimonio artístico y monumental, fuera o no público. Él rabiaba por la alteración y falseamiento de ciertos elementos arquitectónicos de una iglesia. Y me decía: seguro que acaban los originales en alguna finca de señores.

Aquella información y aquella manifestación díscola del clérigo (no era ordinario oir hablar así a curas durante el franquismo) aunque comentada a sottovoce, me impresionaron soberanamente. Muchos años después se editó un libro sobre el expolio monumental en esa misma Castilla que de dominadora pasó a despreciada y hundida por mor de las mismas fuerzas que otrora utilizaron sus recursos y su gente para embarcarse en aventuras imperiales. La razzia que tuvo lugar hasta hace escasas décadas involucró siempre a gentes vinculadas del poder. Casos he sabido también, a través de anticuarios amigos, de algún obispo involucrado en la rapiña, aprovechando ciertos aires aperturistas del último concilio con el que la santa apostólica y romana pretendía aggiornarse, que decían en el Stato de la Città del Vaticano cuando estuve de camarero en la década perdida de los 60.

Hoy leo en El País que en una lujosa finca privada de Girona existe un claustro románico de factura similar al de Santo Domingo de Silos, sin que hubiera constancia ni documentación del origen, que se supone también de la Castilla hundida. Realmente, uno no acaba de sorprenderse del país de ladrones y de vasallos que ha sido España. Y mi asombro raya la indignación. Con la de administraciones que existen en este país, ¿no se sabía nada de ese claustro? ¿O los ricos de fuera han constituido siempre aquí un Estado intocable dentro del Estado, en connivencia con los desaprensivos y los ineptos de casa? Aquello tan acertado de qué buen vasallo si hubiera buen senyor me sirve a medias. La única manera de que los señores fueran puestos en su sitio es que hubiera de una vez ciudadanos y no súbditos. Pero ya se sabe que aquí jamás hubo Revolución Francesa. Y nuestro siglo XIX y parte del XX han sido siglos de despropósitos, como si sufriéramos el mal de ojo.



http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/04/actualidad/1338839166_403833.html


(Imagen de M.C.Escher)


domingo, 3 de junio de 2012

tres de junio



lo encuentro echando en un vaso un aromático verdejo; coge otro vaso para mí, sirve y me lo ofrece; tal vez de lo que se trata es de afrontar el mundo de la mentira, me dice; como mecanismo de autodefensa nos acompaña siempre; nuestras fragilidades nos fuerzan desde la infancia a inventar engaños o participar de otros; nos parecía que la mentira proporcionaba caminos o situaciones que se nos antojaban cerradas: ¿las abría realmente o simplemente nos daban vuelos?; las mentiras vinculan, cubren, dan seguridad a mucha gente; todos hemos participado alguna vez mucho o poco de ese estado de cosas que era engañoso pero que nos proporcionaba tranquilidad y hasta confort; pero llega un momento en que la mentira resulta insuficiente, no cumple su papel; y fíjate, sin que ni siquiera sea cuestión de opciones personales, que las habrá también, el propio estado de cosas, en su caída libre traiciona; si la sociedad se refugia en la mentira, se protege y se justifica con ella, ¿cabe esperar algo que no sea un derrumbe?; existen cierto tipo de almas para las cuales la mentira siempre resultó insoportable, pero ¿al cien por cien?; podía resultarles repugnantes un tipo de mentira, la de los gobernantes, por ejemplo, la de las costumbres, la de sus contratistas, pero ellos luego reproducían el mecanismo en otro tipo de relaciones; la mentira es una moneda de cambio, tan antigua como el dinero; ¿será por ello que éste va tan relacionado con aquella?; el mundo de los negocios es también de engaños: ¿cuestan las cosas lo que nos dicen que cuestan, lo que nos cobran, lo que valoran libérrimamente?; la mentira ha sido parte de los elementos culturales heredados; salvo excepciones nos han contado mentiras desde el nacimiento, nos han conminado a participar de sistemas de vida enfangados, nos han promovido a trabajos y puestos donde la mentira era un pivote, nos han dicho que digamos aunque fuera mentira; con ese bagaje atrás, ¿cabe esperar regeneración?; ¿acaso se percibe otro territorio que no esté fecundado, fertilizado y ocupado por la mentira?; nadie se siente ni libre ni seguro ni autosuficiente del todo; ¿quién puede presumir de ser un ente coherente y consecuente en toda su integridad?; pero puesto que los humanos damos cancha a la mentira y aceptamos un cierto grado de cohabitación con ella, sin que al final nos depare sino el fracaso, ¿no deberíamos también plantarnos de vez en cuando?; revisar todas aquellas situaciones que se van enmoheciendo y quebrando bajo nuestros pies, que es decir tanto como bajo nuestro ser íntimo; plantar cara a los otros que mienten es hacerlo también con nosotros mismos; ¿nuestras flaquezas lo impiden?; están ahí, pero podríamos liberarnos de ellas, aceptando los hechos; ¿no será la gran mentira que vuela como ángel exterminador sobre nuestras vidas la de no reconocer ni reconocernos?; hace una parada, apura el vaso, degusta pausadamente el vino, y aprovecho: sí, pero, ¿cómo decidirse a afrontar a estas alturas la mentira sin proponernos la verdad?; ya ves, me responde casi absorto, nada nuevo bajo el sol




(Imagen de Martine Franck)