"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





domingo, 19 de octubre de 2008

(Paréntesis: dos poemas más de Holan)



...y esos sonidos ocultos te parecen antiguos, te parecen hijos de la sed, también de la incapacidad y de las distancias, porque los poetas son hombres, pero también sentidos, limitaciones, infancias, y ahí tratas de hallar la clave de lo que hoy te sugiere, de lo que te reclama, de lo que captas mejor en su abstracción, todo lo arrebatado está en tu niñez, en la extensión abandonada, en aquellos espacios que otros destruyeron para que te adaptaras a las reglas, a los compromisos, a los aprendizajes literales, te dejas empapar por la poesía por instinto, y ahora ella es la llave de recuperación de una puerta que creías cerrada para siempre, nada te obliga, nada te somete, nada te exige que memorices para recitarla después, porque tú ya no aprendes, tú sólo o repites o creas desde tu mundo y sólo para tu mundo, que eres tú mismo, ése es el triunfo o la función o simplemente el azar de la poesía, porque la comprensión de la poesía es una estancia ajena de la enorme casa de las letras, una estancia secreta, disimulada, agazapada, sutil, imperceptible para los ojos que escudriñan forzadamente los lados del cuadrilátero que circunscriben pero no proyectan, para los desinteresados por las caricias de la sensibilidad , para los obtusos de los horizontes, pero es por el contrario la abertura para quienes, como tú, naufragáis y tratáis de salvaros, porque ir a la deriva no es la pérdida necesariamente, es la desorientación de quien no acepta del todo una sola vida, sino que cree en cada vida de su vida, es la búsqueda de otra posibilidad, es la transición sin fin de una carrera que no puedes rechazar jamás, y para llegar más allá tiene que producirse el accidente, el desencuentro, la ruptura, y la fiebre puede manifestarse de formas variadas, pero la fiebre no es la enfermedad, tú no quieres la enfermedad, y menos quieres el mal, que es la enfermedad sin ganas de ser curada, la rendición, el paso al enemigo de la vida, la claudicación del amor, la imposición de la vesania, y sabes perfectamente que la poesía es cualquier cosa menos refugio, no te quedas en ella para hallar seguridad, porque no te la va a aportar, ese racimo de incertidumbres te toca para que el desaliento no te venza, porque el entendimiento de lo que te abruma no puede producirse por las meras líneas de la racionalidad, de la cual estás orgulloso, pero no te satisface enteramente, y porque sabes que lo profundo de la existencia no es objeto de alimentación para ti si no dejas abiertas las venas de tu receptividad, de tu sensualidad, de tus sentimientos, la poesía te torna más táctil que nada, te recupera para tu afán, te nutre de la pasión de la que si nunca has carecido a veces te ha traicionado, y esa misma expresión de Vladimir Holan la haces tuya, acaso la hizo para ti también, y no puedes evitar traerla aquí...

Cuando llueve en domingo y tú estás solo, completamente solo,
abierto a todo, pero no llega ni el ladrón
y no llama a la puerta ni el borracho ni el enemigo;
cuando llueve en domingo mientras tú estás abandonado
y no comprendes cómo vivir sin cuerpo
y cómo no vivir puesto que tienes cuerpo;
cuando llueve en domingo y, solo, no eres más que tú,
¡no esperes ni hablar contigo mismo!
Entonces el ángel es el único que sabe lo que hay encima de él,
entonces el diablo es el único que sabe lo que hay debajo de él.

El libro sostenido, el poema al caer...




¿Qué leía aquella muchacha del libro en el tranvía?
Por estar fuera del tiempo y la imagen y el nombre,
sólo le quedaba el sentido y éste temblaba tan ardorosamente
que si hubiera tenido que hablar, hubiera injuriado,
y si hubiera tenido que levantar los ojos, hubiera visto
sólamente la rebelión y la caída de los ángeles...

Quien se ha sumido en la poesía,
ya no puede salir...

3 comentarios:

  1. Sentida exposición de lo que es para ti -¿para todos?- la poesía.

    ¿La poesía como estancia última, como última Casa de la Misericordia, según decía Joan Margarit?

    ¿De qué intemperie nos cobijan los poemas?

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  2. Stalker, ¿leiste alguna vez "Siete argumentos en defensa de la poesía en medio del ruido?", de Rafael Argullol? Me gustaría concer tu opinión.

    Buena vinculación, vía Margarit, incluso para los que no hemos sido huérfanos. La poesía como retorno a la "Santa" Casa de Misericordia, que se decía en alguna ciudad del Norte. Tal vez la poesía, como aquello de Rosebud, Rosebud, sea lo que cierra el ciclo...¿vital?, ¡de búsquedas! ¿O es lo mismo?

    Los poemas nos cobijan, al menos remporalmente, de la intemperie en general, que es un término singular pero con significados plurales, ¿no crees?

    Traduzca, Sr. Stalker, traduzca...Por cierto, en cierta ocasión conocí a Miguel Sáenz y me impresionó su concepto de traducción = reescritura.

    Buena semana por delante le desea Fackel.

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  3. Intemperies, pues...

    No leí eso de Argullol, a ver si lo busco...

    La traducción también la siento como reescritura; pero tiene que haber una buena argamasa en el orgininal, si no la cosa sale con pocos mimbres y escaso aliño.

    Buena semana te desea este cuatrero.

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